La Consellería do Mar ha impuesto un cierre cautelar en la ría de O Burgo, esta vez, por contaminación de toxina lipofílica, que provoca diarreas y malestar estomacal en las personas que consumen marisco infectado.

La prohibición de extraer moluscos en A Pasaxe se decretó este miércoles, en base a los datos que arrojaron los análisis regulares que se le realizan a los bivalvos para controlar su calidad, en el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar).

La Consellería do Mar explicó ayer que la contaminación por toxina lipofílica no tiene tratamiento, por lo que solo cabe esperar que los moluscos depuren estos agentes de manera natural, es por ello por lo que no pudo aportar una fecha estimada de cuándo los mariscadores podrán volver a faenar.

No es la primera vez que se cierra la ría este año. Durante el mes de febrero, la prohibición de extraer marisco se extendió quince días, pero fue por un vertido de hidrocarburos del que todavía no se ha dado a conocer el origen. Pocos días después de la reapertura del estuario, los moluscos volvieron a dar valores superiores a los permitidos legalmente, por lo que la Consellería do Mar decidió, a principios de marzo, cerrar toda la bahía, desde Mera hasta la Torre de Hércules al marisqueo de bivalvos -sí que se podían extraer, sin embargo, erizos y percebes, por ser especies menos filtradoras de hidrocarburo-. Según los análisis, las zonas más afectadas por esta contaminación estaban en Mera y en San Amaro.

Para entonces, la ría de O Burgo estuvo cerrada al marisqueo durante más de un mes, por lo que los trabajadores con carné no pudieron faenar durante la campaña de Semana Santa.

A finales de abril, el estuario volvió a estar vetado al marisqueo por otro derrame de hidrocarburos, aunque esta vez, los técnicos consiguieron detectar que el líquido contaminante había sido derramado por una rejilla de la red de pluviales del Concello de Oleiros.

Los mariscadores han solicitado ya en varias ocasiones que se habiliten unas ayudas para poder paliar las pérdidas económicas que sufren cada vez que no pueden bajar a faenar a la ría por motivos ajenos a ellos. Aseguran que hay partidas europeas para este fin, pero que ninguna administración la ha solicitado todavía. La Cofradía exige también que se investiguen los focos de contaminación para atajarlos.