La planta de Nostián está en proceso de subsanación de una realidad anómala que se ha prolongado durante doce años. La UTE que gestiona el complejo, Albada, había ordenado enterrar en 2003 toneladas de basura fuera de los límites del depósito de rechazos, el lugar acondicionado y habilitado en el recinto para albergarlos. Esta situación, supuestamente provisional, ha permanecido así hasta la fecha.

La empresa informa de que los trabajos de traslado de los desperdicios de esta zona -que debía haber sido temporal y que en su momento denunciaron los trabajadores- a otra realmente facultada para ello finaliza hoy; una normalización que, reconocen, se fue aplazando durante más de una década. La cantidad de residuos es de 8.500 metros cúbicos, según datos ofrecidos por Albada, ya compactada a 3.643.

¿Por qué durante aquellos dos meses de marzo y abril de 2003 se llevó la basura a esta zona? La empresa alega que, como consecuencia de unas obras de ampliación y sellado en la conjunción de los vasos dos y tres (depósitos reglados) aquel año, tuvieron que cortar el vial de subida al vertedero, el que conecta la salida de los rechazos (material que no se puede reciclar) con la entrada a los depósitos que albergan dichos desperdicios. Como consecuencia de esta interrupción, se buscó una zona geográfica "dentro del perímetro", que describen como "una uve de granito" de 110 por 13,8 metros.

Fuentes de Albada aseguran que lo que se enterró bajo esta ladera de un monte de Nostián no se trata de basura sin tratar, recién llegada de los domicilios en su momento, sino "rechazos del proceso de reciclaje" y que, por lo tanto, no generaron lixiviado contaminante. Fueron cubiertos por "un manto vegetal".

No es hasta mayo de 2013 que Albada, ya con nueva gerencia, dio inicio a un expediente para mudar este acopio al verdadero vaso de vertido. La Xunta da su conformidad en 2013 aunque con una serie de exigencias técnicas que Albada debía llevar a cabo. En abril de 2014, la concesionaria se dirige a la Xunta para justificar la demora en el proceso "por condicionantes meteorológicos y la huelga".

Es en noviembre de 2014 cuando la Consellería de Medio Ambiente establece un plazo de nueve meses para su ejecución, que finaliza el 31 de mayo, según relatan desde la empresa, que explica que las dos inspecciones del Gobierno autonómico, el 15 de abril y el 15 de mayo, se han desarrollado sin incidencias.

Los trabajadores que operaron en el traslado de basura a este depósito que tenía un carácter provisional y que se ha mantenido durante doce años daban entonces una versión diferente. Decían que era basura "indiscriminada" -algo que niega rotundamente la concesionaria- y que la empresa tuvo que tomar esta decisión debido a que se vertieron desechos en el depósito principal de basura, aún inacabado, y uno de sus laterales cedió ante la presión de la basura al encontrarse sin el muro de contención necesario.

El Ayuntamiento exigía un informe a Nostián sobre esta basura enterrada y adelantaba que, según la información "verbal" ofrecida por la compañía, los desperdicios permanecían depositados con "control y respeto al medio ambiente", al contrario de lo que sostenía el comité de empresa, una cuestión que la la UTE Albada sigue defendiendo tras doce años.

El que era portavoz del Gobierno municipal de Francisco Vázquez en 2003, Javier Losada, denominaba al soterramiento como "temporal" y reconocía que había recibido desperdicios "durante un par de meses". Informaba de que "la mitad de la basura" estaba ya "en el vaso definitivo". La otra mitad, indicaba Losada, estaba "en camino" de ser trasladada a su correcto emplazamiento. Un largo camino de doce años.

"A pesar de toda esta información, que es verbal, esta semana se le ha pedido a la concesionaria una explicación oficial por parte del jefe del servicio de Medio Ambiente y estamos a la espera de que nos informe", añadía Losada.

Según la auditoría técnica encargada por el Concello en 2012 la elevada cantidad de basura sin reciclar que se acumuló en la planta de residuos de Nostián desde su primer día de funcionamiento hizo saltar todos los números sobre los que se levantó el complejo. El informe de la empresa externa concluyó que Albada llenó en siete años el depósito de basuras, con dos ampliaciones, que se había proyectado para veinte.

El primer vaso del vertedero, con capacidad para 183.500 metros cúbicos de basura, se llenó en un año, en septiembre de 2001, tras recibir 171.374 toneladas de residuos. El segundo vaso, con una cabida similar, también tuvo una vida útil de un año. El tercero, con el doble de capacidad de almacenaje que la suma de los otros dos, se agotó en julio de 2007, cinco años después de que Albada hubiera comenzado a construirlo. Según la auditoría técnica, la concesionaria aún no ha sellado esta tercera celda pese a que el proyecto cuenta con aprobación de la Xunta desde noviembre de 2010. Las toneladas de basura contenidas en el segundo y tercer vaso no constan en la auditoría.