Apenas dos meses después de la apresurada inauguración de un tramo de la nueva Marina el granito del suelo ya tiene filtración y presenta daños, gran parte de las camelias han secado y las farolas, al igual que las de O Parrote, están empezando a desteñir. Es la herencia recibida con la que tendrá que lidiar el nuevo Ejecutivo local.

Mientras el granito de O Porriño de O Parrote sigue en buen estado, aunque sufriendo las riadas de óxido desprendido de las farolas de acero corten, el de la Marina, suministrado por una empresa vasca y otra portuguesa, parece ser de otro tipo. Por la noche las bolsas de humedad en varias áreas son perfectamente visibles y aún permanecen a pleno sol. Los adoquines han empezado a generar un color blancuzco como de moho, que puede ser consecuencia del salitre.

El grupo de camelias que se colocaron al borde del mar se está muriendo. Otras plantas están rodeadas de colillas ante la dificultad de hallar una papelera. Los preciosos rosales de distintos colores que existían en la fachada posterior de la Autoridad Portuaria han sido sustituidos por media docena de ciruelos rojos.

No hay ni un lugar a la sombra, y la piedra retiene el calor por lo que en días calurosos la Marina será un horno no apto para peatones de tensión baja y el único refugio posible será los locales de hostelería de los Soportales, que cada día amplían más líneas de mesas en la anchísima acera.

Por una consumición, habrá sillas mínimamente cómodas y sombra. Muchos hosteleros se están preparando: dos locales acaban de reabrir tras realizar reformas y una conocida marisquería prepara también su desembarco en un bajo de grandes dimensiones también en obras. El sector confía en que la nueva Marina sea una mina.

Los bancos tradicionales, el modelo básico de toda la vida, son escasos, pero se completan con un modelo de alto diseño que es al mismo tiempo banco y mesa, tipo merendero. Pero tanto la mesa como el banco son de superficie inclinada, imposible sentarse o apoyar algo. Y difícil encontrarle alguna utilidad.

Usuarios del autobús urbano, viandantes y varios ciclistas han criticado también la nueva parada de autobús, situada frente a la Autoridad Portuaria: una cubierta de gran impacto (aquí se había acabado el diseño) sobre una plataforma de hormigón de hasta 16 centímetros de altura.

En un lateral de esta plataforma existe una rampa de accesibilidad, pero según señalan los viandantes el escalón de la plataforma "no es muy visible" si uno no se fija, al tener el mismo color que el suelo, y ya se produjeron algunas caídas de peatones y ciclistas.

La próxima llegada del invierno, las lluvias, la helada, agravarán el estado del granito, aumentarán el lavado de las farolas que teñirán el granito del óxido del acero corten, que queda inamoviblemente fijado al ser un materialy un acabado, tan poroso. Y la Marina estrenará otra cara.