El importante cambio político que se dio en el ámbito municipal, planteaba la incógnita de qué criterio iba a presidir la actuación del nuevo grupo de gobierno frente al proyecto de la Sinfónica de Galicia y a la Temporada Lírica; pero pronto quedó claro que los nuevos gestores apostaban por "mantener la excelencia". Se atribuyen éstas o parecidas palabras al alcalde, Julio Ferreiro. Una manifestación tan acertada como oportuna que ha colmado de satisfacción a una ciudad cuya definición musical es una verdadera seña de identidad.

En un artículo publicado en LA OPINIÓN hace poco más de un año donde se recogían las líneas generales de la I Temporada Lírica, se cuestionaba si la "fusión fría" del Festival Mozart, que se extinguía, y de Amigos de la Ópera, cuya personalidad en su LXII año de vida peligraba, daría buenos resultados. Hoy, concluida ya esa primera temporada, cabe decir que, con sus limitaciones prespuestarias y los problemas derivados de su juventud (más bien, de su primera infancia), los resultados artísticos han sido satisfactorios. Y no parece haber razón válida para que Amigos de la Ópera renuncie a una cronología (hablamos del LXIII Festival) que constituye una innegable riqueza para ésta y para cualquier otra ciudad.

Hace unos días, se presentó en el Ayuntamiento la II Temporada Lírica de La Coruña. En la rueda de Prensa, estuvieron presentes y realizaron los oportunos comentarios, el concejal de Cultura, Xosé Manuel Sande; la presidenta de Amigos de la Ópera, Natalia Lamas; el director artístico, César Wonenburger; la representante de la Diputación Provincial, Begoña Freire; el de la Xunta de Galicia y director del Agadic, Jacobo Sutil; y el gerente del Consorcio para la Promoción de la Música, Andrés Lacasa. Una representación de las instituciones, públicas y privadas, que han colaborado eficazmente para conseguir la realización de esta importante manifestación cultural de la ciudad. La segunda Temporada Lírica da continuidad a la primera en cuanto a ese concepto clave de excelencia artística; y tal vez incluso la supere en algunos aspectos.

En la ópera, por ejemplo, se harán seis funciones (una de ellas, doble). Además, se programan obras de extraordinario interés. Todas ellas, salvo El trovador, de Verdi (no representada aquí desde hace veinte años) son estrenos para nuestra ciudad. Sobresalen dos obras monumentales: El buque fantasma, de Wagner, y Salomé, de Richard Strauss. Pero también destacan la ópera barroca, Partenope, de Haendel, y una contemporánea, West Side Story, de Bernstein. El programa doble, de enorme interés y extraño acoplamiento, nos trae la inhabitual Suor Angelica, de Puccini, y la insólita, El Castillo de Barbazul, de Bartok. Cantantes como el tenor Kunde, la soprano Arteta y la mezzo Cornetti prestigian el cartel de Trovador. Ewa Podles, Gidon Saks y Ana Ibarra, la sesión doble. Vendrá el contratenor, Jaroussky, para Partenope; y Lise Lindstrom protagonizará Salomé, bajo la batuta de Inbal. Grimsley será el errante "Holandés" y Ekaterina Metlova, la fiel "Senta", en la ópera de Wagner que dirigirá un español de carrera fulgurante: José Miguel Pérez Sierra.

Hay un buen número de recitales; dos de ellos tendrán base orquestal: el concierto de la soprano Mariella Devia, con la Sinfónica de Galicia, y el de Ann Hallenberg con la agrupación Les Talents Lyriques. Vuelve el barítono, Leo Nucci, acompañado al piano por Ramón Tébar, con arias de ópera y canciones; un repertorio que harán también los tenores Celso Albelo -siempre aclamado en esta ciudad- y Ramón Vargas. La espléndida soprano petersburguesa, Olga Peretyako cantará obras de compositores rusos; y Ángela Meade, a quien hemos aplaudido recientemente en Ermione, de Rossini, un repertorio diverso. El tenor, Pino de Vittorio, se centrará en canciones del sur de Italia; Borja Quiza, tributará un homenaje a Frank Sinatra; el tenor peruano, Andrés Veramendi, interpretará canciones de su país y romanzas de zarzuela; la gran soprano Lise Lindstrom, tendrá a su cargo "una noche americana", y la no menos grande, Ángela Denoke, piezas de Kurt Weill. Interesante programa, el del bajo David Sánchez, con melodías de El Quijote; el joven tenor santiagués, Diego Neira, realizará un concierto variado; y la viguesa, Carmen Durán, dedicará su recital a canciones de Mahler y cantigas gallegas.

Quedan dos actos musicales muy interesantes: el primero es el II Curso de Interpretación Vocal que impartirá el maestro Alberto Zedda. Al final, los alumnos ofrecerán un concierto. El pasado año tuvieron un gran éxito y muchos de ellos fueron contratados para participar en ciertas óperas de la Temporada Lírica y para dar algunos recitales. Y un espectáculo original ideado y supervisado por Antón de Santiago: Rossini, o vello sibarita, dedicado a la vida y la obra del compositor de Pesaro.