Las recientes y continuadas olas de calor que han afectado a la práctica totalidad del territorio español, han vuelto a poner de manifiesto la importancia de una adecuada hidratación, especialmente en épocas estivales.

Un factor que no siempre todos tenemos en cuenta y que puede llegar a ocasionarnos trastornos de consideración para nuestra salud. Alrededor de dos tercios de nuestro cuerpo es agua, un elemento indispensable para la mayoría de los procesos fisiológicos y que debe restituirse de forma periódica y rutinaria, ya que nuestro organismo no la almacena.

Y es que, nuestro organismo se resiente con una simple pérdida de algo más del 2% de agua, con la aparición de síntomas como la disminución de la memoria a corto plazo, bajada del rendimiento físico, pérdida de atención a la hora de realizar actividades intelectuales o la aparición de cefaleas. A pesar de ello, la mayoría de la población no es consciente de la relevancia de mantener una correcta hidratación, principalmente en verano, y sobre todo en niños y adultos de edad avanzada.

Una recuperación de líquidos que presenta una mayor trascendencia en las actuales condiciones climáticas que se puede hacer tanto a través del agua, como de refrescos, zumos, batidos o incluso de alimentos con alto contenido en agua.

No obstante, las bebidas se presentan como el principal aporte en materia de hidratación. Un recurso rápido y sencillo para mantener una adecuada hidratación que tiene que convertirse en un acto reflejo y continuado a lo largo del día, independientemente de que tengamos sensación de sed o no.

En este sentido, adquiere igual relevancia la elección del líquido que vayamos a ingerir. Éste se tiene que adecuar a las exigencias físicas de cada persona y de su actividad diaria y estilo de vida. Por ello es recomendable leer la información nutricional y la relativa a la cantidad de calorías que aporta cualquier bebida que no sea agua natural propiamente dichas.

Un abanico de lo más amplio en el que también podemos optar por alternativas de refrescos con o sin calorías, bebidas con o sin cafeína, o con sales minerales o electrolitos, idóneas para una correcta recuperación después de la práctica deportiva. Todo ello sin olvidarnos de la importancia de la ingesta de frutas y verduras.

Como referencia, los expertos en nutrición fijan el equivalente a entre ocho y diez vasos de líquido para mantener una adecuada hidratación. También advierten de mantener especial vigilancia en que mantengamos una correcta hidratación durante la mañana y a primeras horas de la tarde, durante el tiempo de estudio y en el trabajo o conducción, así como mientras se realiza ejercicio o se está expuesto a temperaturas elevadas. Estas son unas reglas básicas para poder disfrutar del verano con seguridad y salud pero, además, con las máximas garantías.