La Empresa Municipal de Vivienda (Emvsa) tiene en sus previsiones de actuación ampliar el servicio de Bicicoruña a dos zonas en obras, el mercado de Monte Alto y la plaza de San Pablo, así como instalar una estación de préstamo de bicicletas en el parque de Vioño, ya que ni esta zona ni Os Mallos cuentan con puntos de anclaje.

En el mapa está también la plaza de Galicia, aunque el servicio tiene que ver todavía cómo se "adapta al conjunto" esta estación de bicicletas, según explicó ayer su director de comunicación, Manuel Pampín, en declaraciones a la Cadena COPE. Estas obras están ya previstas, aunque tiene que darles el visto bueno la nueva junta, ya que, al ser una empresa municipal su configuración ha cambiado con el resultado de las elecciones del pasado mes de mayo.

Serán los nuevos consejeros los que decidan en qué puntos se pueden habilitar más estaciones, aunque la empresa municipal se marca como objetivo que, en el centro de la ciudad -poniendo como límite la ronda de Outeiro- haya bicicletas disponibles cada 500 metros, para que los vecinos puedan disponer de ellas y utilizarlas como una forma alternativa de transporte.

En la página de tareas pendientes, Bicicoruña tiene todavía la de encontrar una fórmula para que los turistas puedan acceder al servicio durante las horas que pasen la ciudad. Y es que, en la actualidad, solo hay una fórmula para que las personas que no tienen la tarjeta Millennium puedan hacer uso de este servicio, el pago de diez euros por un mes de utilización. No hay una fracción menor, por lo que no tiene éxito entre los cruceristas y los visitantes esporádicos.

Uno de los escollos que se encuentra Bicicoruña para habilitar este servicio a los que no son vecinos de la ciudad es que necesita tener identificadas a los usuarios. Es preciso para saber quién ha sido el último en coger una bicicleta en caso de extravío, pero también por un tema legal de los seguros de los ciclistas.

El servicio lleva unos tres años "estabilizado" a nivel de usuarios, ya que cuenta con algo más de 3.000. El número de usos en 2015, como en anteriores ocasiones, se ha incrementado en verano, rondando en junio y julio los 23.000 usos. A estos datos ayudó la meteorología, ya que, en las épocas de buen tiempo es cuando los vecinos se animan más a subirse a la bicicleta.

Sobre llevar Bicicoruña más allá de los límites de la ronda de Outeiro, el portavoz de la compañía municipal explicó ayer que todos los vecinos tienen "derecho" a pedir que les instalen estaciones en sus barrios, aunque cuestionó la utilidad de llevar las bicicletas a puntos como Novo Mesoiro o Palavea. Ya que es "probable" que los vecinos usasen el servicio para ir al centro de la ciudad, pero que no volviesen a sus barrios en bicicleta.

La última estación que se reabrió al público fue la de la Marina que, según los datos que maneja la empresa municipal, a pesar de ser una de las más céntricas, no es de las más utilizadas.

Para este año, Bicicoruña se enfrenta, además de al reto de abrir nuevos puntos de anclaje, al de mantener el precio en los treinta euros anuales que ha tenido desde su puesta en marcha, el 15 de julio de 2009.