El plan de peatonalización de la Ciudad Vieja puesto en marcha por el Gobierno local del Partido Popular retrasó la prohibición total de circulación de vehículos de no residentes en ese barrio a la conclusión de la reforma de la Marina. En la actualidad, los automóviles pueden circular pero no estacionar en esas calles, en las que solo pueden hacerlo las personas autorizadas mediante tarjetas proporcionadas por el Ayuntamiento.

Una vez que se abra el túnel de O Parrote, la peatonalización se extenderá también a la Marina, por la que solo podrán pasar quienes se dirijan a la Ciudad Vieja, lo que obligará a establecer un dispositivo de advertencia antes del comienzo de esta zona reservada a los peatones.

La demora por las obras de la Marina no es la primera que se aplica a la peatonalización del barrio, en el que ya se pospuso la aplicación de esta regulación del tráfico hasta la conclusión del aparcamiento subterráneo de O Parrote, con el fin de proporcionar alternativas de estacionamiento a los vecinos afectados por la prohibición de hacerlo en la Ciudad Vieja. Pero, una vez terminada esa infraestructura, se puso en marcha la primera fase de la peatonalización y se aplazó el cierre al completo del casco histórico a los vehículos de los no residentes hasta que rematase el proyecto de la nueva Marina.