El mundo del motor, consternado por la tragedia ocurrida el sábado en Carral en la disputa del Rally de A Coruña, continúa analizando el momento en el que el Peugeot 206 SX atropelló a un grupo de aficionados en una de las rectas del trazado. Un aficionado que se encontraba a 600 metros de donde ocurrió el accidente aseguró que "la gente estaba bien colocada" ya que "la escapatoria del coche debía ser hacia la izquierda, y no hacia la derecha" como finalmente ocurrió. El espectador comentó además que si hubiese seguido la prueba desde esa zona, se situaría en el sitio del siniestro. "Yo me pondría ahí. Reconozco que había muchísima gente pero pasaron 30 coches antes y no ocurrió nada", defendió.

José Luis Mouriño, alcalde de Carral, también quiso recalcar que el lugar del accidente era "en teoría, seguro" según la comisión organizadora y la Guardia Civil. "Era una zona alta donde había árboles. Sin peligro", señaló. La Benemérita ya había confirmado estos datos pocas horas después del suceso. "Se había comprobado la seguridad del rally, la documentación, el estado de los conductores y vehículos. Todo era correcto", declaró el teniente coronel Francisco Javier Molano, jefe del sector de tráfico de A Coruña.

El vehículo que conducía S. Tabeayo, con L. Prego de copiloto, pertenecía desde hace aproximadamente cuatro años a la escudería Lalín-Deza, presidida por Antonio Rodríguez, que estaba "muy afectado". "Fue mala suerte", dijo con la voz entrecortada. Confesó que había intentado ponerse en contacto con el piloto, pero "su móvil sigue apagado". "Los dos son muy buena gente, les queremos mucho. Me enteré al momento porque allí había gente de la escudería que ayudó en todo momento", explicó.

Antonio, más conocido en el entorno del automovilismo como Toño, señaló que "es un cosa que puede suceder". "Cuanto más lejos te pongas, mejor. Pero nunca se sabe. Esto te hace reflexionar mucho", agregó el presidente de Lalín-Deza, que en las próximas semanas organiza el Rally de Ulloa. "Lo que está claro es que el piloto no tiene culpa. El público quiere estar ahí, al pie de la carretera, y pasa lo que pasa", manifestó.

Cuando se produjo el choque sobre las 19.30 horas del sábado, la organización avisó rápidamente a los pilotos mientras que el público se enteraba por las redes sociales y el boca a boca. "Se escuchaban diferentes versiones y el número de fallecidos y heridos iba variando", expresó otro espectador que se encontraba en la zona. Además, quiso destacar que "había otros tramos más peligrosos en los que los aficionados bebían cerveza".

El presidente de la Federación Galega de Automovilismo, Iván Corral, prefirió no hacer declaraciones sobre lo sucedido. "Hasta que tengamos el atestado de Tráfico no vamos a hablar. Estamos de luto riguroso", declaró.

El accidente del Rally de A Coruña no es el único que se recuerda en Galicia. Aunque sí el más grave, ya que se saldó con siete fallecidos y 15 heridos. Un 8 de noviembre de 1986 murió un fotógrafo aficionado de 38 años arrollado por un vehículo en la decimosexta edición de este mismo rally, entonces organizado por la Escudería La Coruña y Centollo -esta última mostró ayer sus condolencias en su página web-. En aquel accidente, en Cambre, resultaron heridos dos niños de 12 y 14 años. Otro siniestro ocurrido en una prueba automovilística gallega sucedió el 29 de julio de 2001 en el Rally de Chantada, cuando siete espectadores fueron atropellados.