La ría de O Burgo está cerrada otra vez por toxina lipofílica, que provoca diarreas y vómitos a las personas que consumen marisco contaminado. La Consellería do Mar notificó el pasado martes a los mariscadores la prohibición de faenar por la presencia de este agente y todavía no ha permitido la extracción de moluscos.

El portavoz de la Agrupación de Mariscadores a Pé de la Cofradía de Pescadores, Manuel Baldomir, explicó ayer que esta situación, ya de por sí complicada, lo es más por la previsión del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) de que, con la proximidad del fin de año, vuelvan a subir los niveles de hidrocarburos en las aguas del estuario y que no puedan trabajar.

"Esto es una desesperación, porque seguramente dentro de poco la ría vuelva a estar cerrada por hidrocarburos y ya estamos arruinados ahora, como para sufrir otro cierre", lamentaba ayer Baldomir. Y es que, durante este año, los mariscadores han perdido muchos días de trabajo por contaminación en las aguas de la ría de O Burgo.

La Consellería do Mar cerró en el mes de febrero el estuario durante quince días por altos niveles de hidrocarburos, después permitió la extracción de marisco, pero el 9 de marzo volvió a decretar el cierre, esta vez desde O Burgo a Mera y también en la zona de la Torre de Hércules. La veda no se levantó hasta un mes después y los mariscadores volvieron a su trabajo sin saber de dónde procedían estas sustancias contaminantes y así siguen.

Los mariscadores exigen que se investigue la procedencia de los hidrocarburos, ya que, según el histórico de datos con el que cuenta la Xunta, se producen repuntes de manera periódica.

La diferencia de este año con los anteriores es que, al haber entrado en vigor un cambio en la normativa europea, los valores de hidrocarburos en los moluscos que antes eran aceptados para el consumo humano no lo son ahora, según explicó a este diario la directora del Intecmar, Covadonga Salgado, el pasado mes de marzo.

Los mariscadores sufrieron otra interrupción en sus jornadas de trabajo, esta vez en abril, cuando se produjo un vertido de hidrocarburos a través de la red de pluviales de Oleiros. El 6 de mayo fueron las toxinas las que obligaron al cierre de la ría y las malas mareas las que no permitieron que los mariscadores saliesen a faenar durante el resto del mes. En julio también se interrumpió la campaña pero, según explicó ayer Baldomir, la veda se levantó a finales de mes. A los continuos cierres, el colectivo de mariscadores tiene que sumar un impedimento más, que es la falta de bivalvos, ya que cada trabajador solo captura la mitad de la cuota que le corresponde por falta de marisco.