Carlos Cortés ha sido el director académico del programa formativo del programa Más Social, que se clausuró este jueves en la sede coruñesa de la Fundación Barrié y en la que participaron 17 entidades. Hace más de 15 años que comenzó su andadura en el mundo de las organizaciones del tercer sector. Ahora se dedica al asesoramiento de ONG y entidades sociales para mejorar la captación de recursos en un tiempo en que los recortes en lo público obligan a llamar a las puertas de empresas y fundaciones privadas.

-¿Qué se entiende por tercer sector de la economía?

-El tercer sector se refiere a todas aquellas entidades que no tienen ánimo de lucro. Se llama así porque se entiende que hay un primer y un segundo sector, que son el público y el privado con ánimo de lucro. Dentro del tercer sector hay una gran diversidad de organizaciones, de las cuales algunas se dedican a la acción social. Una fundación cultural es sin ánimo de lucro y es tercer sector, pero no hace acción social sino cultural. Una organización que trabaja con personas sin hogar, sin ánimo de lucro, sería una también organización del tercer sector, para entendernos.

-En comparación con el resto de Europa, ¿cómo de desarrollado está este sector en España?

-En comparación con la visión del mundo anglosajón, con eso que sería la charity, el sector en España es distinto y son distintas las formas de trabajar en la acción social.

-¿Cuáles serían esas diferencias con el mundo anglosajón?

-Allí los salarios son mucho más elevados y está todo mucho más profesionalizado. Este tipo de puestos se reconocen más que en España. En Médicos Sin Fronteras, en donde he trabajado en el pasado, los niveles retributivos de la acción humanitaria no se corresponden con la dureza del trabajo que se hace sobre el terreno, a pie de calle.

-¿Qué tipo de formación se ofreció a las entidades que participaron en las jornadas?

-Yo soy el director académico del programa formativo de las jornadas. Constó de seis sesiones y la del jueves fue la última. En ellas tratamos de enseñar las herramientas de gestión que fortalecen las capacidades del tercer sector y se entrenaron las habilidades de la presentación de proyectos ante posibles financiadores. Tratamos de hacer una simulación, con colaboradores llegados de empresas y fundaciones, para entrenar técnicas de presentación y aprender a actuar ante las respuestas que nuestros posibles financiadores podrían dar.

-¿Cuáles son las claves de estas presentaciones?

-La clave es saber contar el proyecto bien, seducir y ser capaz de engancharte con la historia. Lo primero es conocer a tu interlocutor y otra es saber qué es lo que quieres. Tienes que saber el objetivo de tu mensaje porque si lo que yo quiero es una segunda cita no contaré cosas que me interesa contar en la segunda. Otra clave es la coherencia emocional, ser sólido emocionalmente para enganchar desde un punto de vista no tan racional.

-¿Cuál era el nivel de las asociaciones en este sentido?

-Había un poco de todo. Al intentar presentar algo nos cuesta decir lo que necesitamos y queremos con clarisas. No es lo mismo ofrecerte y vender, en el sentido de vender una moto, y ofrecerse en el sentido de hacer una oferta de valor, de presentar algo que te va a interesar. Al final de la sesión, las habilidades habían mejorado significativamente y, en general, habían logrado una mejora cualitativa importante.

-La cultura de la filantropía suele asociarse a países como Estados Unidos o Reino Unido. ¿Está afianzándose también en España?

-Sí y no. Se está empezando a hablar pero estamos lejos de esos países todavía. El otro día escuchaba a un experto en filantropía de Estados Unidos que decía que allí cuando un alumno termina la Universidad y encuentra un trabajo dona una cierta cantidad de dinero en agradecimiento por los servicios prestados. ¿Alguien aquí hace eso? Yo creo que no. Comienza a hablarse del mecenazgo de empresas y se está intentando legislar, aunque yo creo que tímidamente. Se intentan cosas pero todavía falta mucho recorrido. Eso sí, en cuestión de 10 años, nuestras ONG han pasado de ser voluntariosas y asistencialistas a estar profesionalizadas y ser especialistas.