Tiene apenas 200 páginas pero contiene en ellas una parte de la historia de la ciudad. Los nombres propios de los artistas que pisaron el Coliseum. Algunos se toman su firma en el Libro de Oro -que tiene las tapas verdes- del recinto como un trámite y estampan su rúbrica sin más, otros, como Fito -de Fito y los Fitipaldis-, Aute, Moncho Borrajo o Willy Deville se afanaron en hacer un dibujo y dejar su impronta más allá del acto protocolario.

El Libro de Oro del Coliseum lo abre el que, entonces, era alcalde de la ciudad, Francisco Vázquez, en 1991 y lo cierra Sting, con una firma a la que añade la palabra "gracias", la escribió el pasado mes de julio, cuando celebró su concierto en el multiusos de Lavedra.

Cuenta Javier Rodríguez, el director del Coliseum, que los criterios para aparecer en el Libro de Oro son subjetivos. Se le ofrece a los artistas que tienen un "impacto suficientemente elevado" y que debutan en el recinto. Hay firmas de colectivos, de jugadores de la selección argentina de baloncesto, aunque no de marcas como Mayumaná o El Circo del Sol. "Nunca estuvo institucionalizado, pero sí que ha tenido continuidad y la seguirá teniendo", explica Rodríguez.

En el mismo libro hay toreros, rejoneadores, cantantes, tanto nacionales como internacionales, jugadores, el mago David Copperfield y modelos. Y es que, por el Coliseum, han pasado desde 1991 infinidad de artistas. Luz Casal y Sabina están en las primeras páginas tan solo un poco antes que The Ramones y Alejandro Sanz, que visitó el Coliseum por segunda vez en 1993 y aún volvió este año para presentar su gira Sirope.

En la página 41 está la rúbrica de Juan Luis Guerra, el concierto que más público reunió en toda la historia del recinto, 14.500 personas. Están después UB 40, Ana Kiro y, en la página 57, Celia Cruz, que actuó en el Coliseum en octubre de 1994 y, más adelante, Julio Iglesias, que se subió al escenario de Lavedra en 1995.

B.B. King, Mark Knopfler, Rocío Jurado, Deep Purple, Gloria Estefan y Ricky Martin dejaron también su recuerdo en el Libro de Oro. "Con los artistas internacionales suele ser más difícil que con los nacionales encontrar un momento para que firmen", explica Rodríguez, aunque guarda un buen recuerdo de Sting, que se pasó un rato viendo fotos de su anterior actuación en la ciudad y del profundo repaso que hizo Fito de los artistas que habían dejado su dedicatoria antes que él. "Le hizo especial ilusión la firma de Van Morrison", rememora el director del Coliseum.

A pesar de que siempre se intenta conseguir ese recuerdo para el recinto, no siempre es posible. "En el caso de los artistas nacionales, no siempre ayuda que ese momento de la firma coincida con el saludo de los representantes políticos", comenta Rodríguez, en el caso de los artistas internacionales, por su agenda y condiciones, tener esa dedicatoria es "inviable". "No sé si tanto por el artista o por su entorno", deja en el aire Rodríguez.

La primera vez que Les Luthiers actuó en el Coliseum fue el 17 de marzo de 1999, para entonces, aún formaba parte del grupo Daniel Rabinovich y, en el libro de pastas verdes del Coliseum, dejó su firma. Volvieron también este año los miembros del grupo Maná, que debutaron en Lavedra hace quince años. Muchos de los que tienen una página en el recuerdo de la ciudad hacen referencia a su ya casi olvidada función de plaza de toros y Dani Martín, que firmó dos veces, una con El Canto del Loco, y otra tras una actuación en solitario después de que se hubiese suspendido su concierto meses atrás.