El Concello y la Universidade da Coruña mantienen una línea de colaboración abierta con asuntos que atañen a ambas instituciones encima de la mesa. Problemas urbanísticos sin resolver, demandas de movilidad de la comunidad universitaria y otras cuestiones como la cooperación de sus investigadores con la Administración municipal. Responsables municipales y académicos tienen en la agenda de esta semana un encuentro multisectorial, en el que el Rectorado prevé plantear cuestiones como la vieja reivindicación del bonobús o deficiencias urbanísticas sin resolver por la titularidad de los espacios públicos.

Algunas de estas antiguas preocupaciones volvieron a salir a la luz en la última convocatoria del Consello de Goberno de la Universidad el pasado martes, durante la que el Rectorado fue cuestionado acerca de diversos asuntos sin respuesta. La representante estudiantil Ana Barxa preguntó, por ejemplo, por si ya se había hecho alguna "interlocución" con el Ayuntamiento para por el bonobús estudiantil.

La vicerrectora de Planificación Económica e Infraestruturas, Amalia Blanco, explicó que se había mantenido un primer contacto con el nuevo concejal de Mobilidade Sostible, Daniel Díaz. La responsable académica relató que "en breve" habría una reunión más extensa en la que tratar temas de diversa índole. Entre ellos, aseguró Blanco, la comunicación con los campus a través del transporte urbano. La vicerrectora declaró ante los miembros del Consello de Goberno que la situación "no es sostenible" y que supone "un agravio comparativo" en materia de movilidad respecto a los estudiantes de "otras etapas educativas".

Otra de las portavoces del alumnado, Sonia Rodríguez Beltrán, se interesó, por su parte, por el estado de las negociaciones para instalar pasos de peatones y farolas en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, en el campus de A Zapateira. La vicerrectora explicó que el vial mencionado por la estudiante no es competencia de la Universidade da Coruña, por lo que dependen de un permiso municipal para abordarla. Por eso, prevén, en los próximos meses, "ir clarificando las competencias sobre las infraestructuras viales del campus".

La movilidad, pendiente

En el inicio del curso pasado, el rector, Xosé Luís Armesto renovó la petición de mejoras en el bus urbano para unir los campus con los barrios. Abogó, al igual que ahora hace su vicerrectora, por una tarifa "más asequible" en el transporte público para que los estudiantes prescindiesen del coche particular.

El rector sugirió, además, que la línea especial que llega a los campus de Elviña y de A Zapateira pase antes por los barrios -parte de Juan Flórez- o se habilite un recorrido complementario que sí lo haga. "Cuanto mejor sea el servicio, más usuarios tendrá", argumentaba.

Son los estudiantes que tienen beca los únicos que pueden acceder a una rebaja en el precio del servicio de un euro por viaje en relación con el precio general del billete. De los 1,30 euros que cuesta la tarifa sin reducciones, los estudiantes pagan 30 céntimos. El número de viajes que les subvenciona la UDC es limitado y no todos consiguen llegar a fin de curso con viajes a ese precio social en la recámara. El sindicato Comités estima que solo un 10% del alumnado puede acceder a esta ayuda y que el resto abonan el bonobús general, con un precio de 85 céntimos el trayecto.

IBI y baches

En noviembre de 2013, el exalcalde Carlos Negreira y el rector Xosé Luís Armesto firmaron su primer convenio global de colaboración para "institucionalizar" las relaciones entre ambas administraciones. Se crearon seis mesas bilaterales de trabajo, en torno a temas como el medio ambiente y el urbanismo, la movilidad, residencia y vivienda universitaria, investigación, relación entre empresas y universidades, cultura y deportes y cooperación y voluntariado.

El primer acuerdo al que llegó el anterior Gobierno municipal con la Universidad fue una bonificación del 95% en el recibo de la Contribución de la Universidad, que había interpuesto un recurso contra el Ayuntamiento en 2011 por cobrarle dicho tributo. Tras el pacto, la demanda se retiró. Otra consecuencia positiva fue la reparación, por parte del Concello, de los maltrechos viales de entrada al campus de Elviña. Lo que no tuvo solución fue la residencia universitaria pública. Fue con los cambios de gobierno en Concello y Diputación cuando se puso en marcha el proyecto para el colegio Calvo Sotelo.