-¿Qué sintió cuando le comunicaron la concesión del premio a la participación?

-Sorpresa e incredulidad, porque no me considero tan especial como para recibir un premio. Después, cuando lo asimilé, sentí mucha alegría.

-¿Qué cree que es lo que aprecian en usted los usuarios del bus?

-Supongo que saludar a todo el mundo y darle el tiempo que necesitan las personas mayores, que no tienen esa destreza o fuerza para agarrarse cuando arranco y por eso espero a que se sienten. Son pequeñas cosas para intentar hacerles un poco más agradable el viaje y supongo que será eso lo que ven diferente a los demás. Porque realmente profesionales somos todos los conductores, lo que pasa es que muchas veces nos fijamos más en cumplir los horarios que en lo que llevamos, que son personas. Yo intento tratarles como me gustaría que trataran a mi madre o a mi abuela.

-¿Es un trabajo tan estresante como parece el de conductor de autobús urbano?

-Lo es en la medida en que se sea nervioso o impetuoso. Yo soy nervioso aunque no lo parezca y al principio sufría mucho por los horarios, ya que esta es una ciudad en la que se forma un embudo en la plaza de Ourense, por donde tienen que pasar muchos coches. Cuando vas muy apurado de tiempo te empiezas a preocupar por las consecuencias que el retraso tiene para la gente y te estresas porque eres un profesional y ves que no puedes hacer tu trabajo como te gustaría.

-¿Le agradecen los usuarios del autobús que se comporte con amabilidad a pesar de las dificultades?

-Curiosamente, siempre me decían que merecía un premio, pero siempre pensé que lo decían por decir, aunque ahora veo que gracias a sus opiniones lo tengo, por lo que eso hace que le dé mucho más valor al premio.

-¿Siempre trabajó en la línea 1 de la compañía?

-De forma estable sí, porque cuando entramos en la Compañía de Tranvías lo hacemos como conductores sustitutos de los que están de baja o vacaciones, por lo que pasamos por todas las líneas. Cuando se producen bajas por jubilación quedan vacantes y nos incorporamos a las líneas por orden de antigüedad. Cuando quedó una plaza en la línea 1 la escogí porque me pasa por delante de casa, por lo que estoy muy contento.

-¿Habría preferido alguna otra línea?

-Yo estoy muy contento con ella, por lo que salvo una catástrofe o que pasara algo que me cambiara la vida, no cambiaría. Lo único que haría es concederle un poco más de tiempo para hacer el recorrido porque lo veo muy justo y cuando quieres tratar a la gente como piensas que se merece, eso equivale a un tiempo y ahora lo saco de mi descanso. Siempre se lo he dicho a los usuarios: 'Lo mejor de esta línea son ustedes'.

-Hay quien dice que se ha ganado tanto a los viajeros que hasta tiene clientes propios en el bus.

-No creo que sea para tanto, aunque es cierto que hay gente que me dice: "Qué bien que seas tú porque tengo que subir la silla del niño", ya que les doy tiempo y les comprendo. Yo tengo tres prioridades y que van por este orden: que el viaje se realice sin ningún incidente, que se haga lo más confortable posible y que se haga dentro de su horario. Muchas veces a la tercera no llego y cuando la gente sube me lo echa en cara, pero siempre de buenas maneras porque saben las dificultades que hay. Pero cuando era sustituto y bailaba de línea en línea, me caían por todos los lados porque no me conocían. Es lógico y yo le digo muchas veces a la gente que si estuviera al otro lado, ¡pobre del busero que me llegara tarde!.

-¿Le molesta que le llamen busero en lugar de conductor o chófer?

-Es como todo, se trata de cómo se diga, porque para mí busero es un término coloquial. Es como cuando un amigo te insulta de forma cariñosa.

-Su padre también fue conductor de bus. ¿No le echó para atrás al decidir seguir sus pasos por la dureza del trabajo?

-En cierta manera sí, aunque si alguien tendría que haberse llevado un premio fue él y nunca tuvo un reconocimiento, pese a que en la línea 5 le adoraban. Pero él sabía cómo está la vida y que en Tranvías el sueldo que te prometen es el que te pagan y hay estabilidad, mientras que antes era vendedor y un día vendía mucho y otro nada.