Un ruido infernal que puede llegar a los cien decibelios indica la zona de obras, al final de la calle Troncoso, donde un martillo hidráulico montado en una excavadora se afana en romper una impresionante veta de granito que hace de base del muro que sostiene la calle General Alesón, unos metros más arriba, un desnivel que está previsto salvar con una escalera mecánica. Los operarios tienen que luchar contra la dureza de esta piedra y también contra un manantial de agua "de toda la vida" que sin embargo llevaba unos cuarenta años "taponado", según los residentes en la zona.

Esta fuente de agua natural lleva días brotando de forma suave pero sin parar y los operarios se vieron obligados, para que no les entorpeciese el trabajo, a excavar un pequeño canal para conducirla hasta una tubería. El manantial fue muy visible hasta hace dos días y llamaba la atención porque no sale de ningún orificio sino que atraviesa directamente la roca.

"Era un manantial que brotaba de en medio de la piedra, a presión, y bajaba hasta un sumidero a la altura de la Yebolina. Venía gente de todo alrededor con garrafas para cogerla, venían desde Monte Alto, marineros que la llevaban para los barcos... Era la única fuente de agua natural que había en toda la zona", recuerda perfectamente Manuel Santos, propietario del restaurante A Roda, todo un clásico de Troncoso donde está ubicado va hacer ahora 42 años. Al principio sin embargo el local estaba al final de la calle, justo frente a la fuente, por lo que Manuel la conoce bien y bebió muchas veces de ella y asegura que estaba "muy buena".

La página de Facebook Fotos Antigas La Coruña colgó hace un tiempo una extraordinaria fotografía en la que puede verse a un niño y un hombre con sus garrafas cogiendo agua de en medio de las rocas que aún hoy están delante de la puerta de la última casa de la calle Troncoso, en la margen derecha, testimonio del que fue uno de los manantiales más famosos de la ciudad.

Javier López, residente en esta calle, también recuerda esta fuente. "Yo era muy pequeñito pero jugábamos ahí. Entonces no estaba asfaltado, era todo de tierra y piedra. Se filtraba el agua y en la esquina derecha estaba el manantial. Subíamos allí a jugar y llenábamos todo de barro. Debía de ser finales de los años sesenta. En los setenta la fuente ya no estaba", recuerda.

"La estupidez más grande de la vida fue tapar esta fuente. Dijeron que se contaminaba por las cuadras de los caballos de los militares, arriba, pero no creo que fuese cierto", cuenta Manuel Santos. La verdad es que existió un proyecto para recuperar esta fuente e historia viva de la ciudad. En 2005 la Asociación Comercial de Empresarios Ciudad Antigua propuso al Ayuntamiento la creación de una cascada como telón de fondo de esta calle. Entonces la concejal de Infraestructuras, Mar Barcón, estudiaba el proyecto.

El presidente de los comerciantes de la Ciudad Vieja, Adolfo López, había planteado esta idea precisamente recordando que existió un manantial y porque según él supondría una mejora estética su recuperación y que contase con iluminación para que se viese desde el otro lado de la vía. El proyecto sin embargo nunca salió adelante.

El propietario de A Roda recuerda las protestas vecinales producidas cuando se tapó la fuente, "hará más de treinta años", y Adolfo López declaraba hace años que cuando desapareció esta fuente la calle se había degradado mucho e incluso se había convertido en un vertedero ilegal durante un tiempo.

Ahora las obras para construir un ascensor al aire libre, dentro del proyecto de movilidad del anterior Ejecutivo local, han vuelto a destapar este precioso manantial y los recuerdos de los vecinos, que de nuevo sienten que no se conserve y sea sepultado otra vez. Las obras se iniciaron en enero pero se paralizaron a las pocas semanas, durante siete meses, al aparecer restos cerámicos que Patrimonio tuvo que estudiar. Se retomaron a principios de este mes.