El Centro de Investigación en Tecnoloxías da Información e as Comunicacións de Galicia pasó ayer de sociedad limitada a fundación. Es un órgano que nació de la Universidade da Coruña (UDC) pero que, ahora, da entrada a varias empresas -entre ellas R y Altia- y a los colegios de Ingeniería Informática y de Ingeniería Técnica Informática. En el patronato está también el Concello que, a diferencia de las demás entidades, no está entre los "fundadores" por no poder aportar capital social a la creación de la fundación.

La entidad cuenta con 42.500 euros iniciales, de los que 10.000 los ha puesto la Universidad -todas las demás entidades aportaron la misma cantidad, inferior a la de la UDC-. El alcalde, Xulio Ferreiro, aseguró ayer, en la presentación de la fundación, que era un "absurdo" no poder participar, pero es la ley estatal la que le impide aportar capital -independientemente de la cantidad- a la creación de cualquier entidad, empresa o fundación por estar sometidas las arcas municipales a un plan de ajuste. "Nuestra frustración no tiene nada que ver con el magnífico proyecto que nos reúne aquí, sino con legislaciones superiores diseñadas para recortar o frenar cuando deberían pensarse para todo lo contrario", dijo el regidor municipal.

La fundación tiene como objetivo servir de lugar común para que los investigadores puedan aplicar sus conocimientos a las necesidades de las empresas y generar tejido productivo en la ciudad. "No se trata de comportarse como una empresa ni de competir con ellas sino de crear vínculos con ellas", describió el coordinador de la fundación Manuel Francisco González. El vicepresidente de la entidad, Antonio Rodríguez, hizo hincapié en que esta fundación cuenta con dos edificios en los que empresas e investigadores piensan en cómo pueden mejorar sus servicios, y que tienen en mente ganar "más metros" para hacer "más laboratorios" en los que desarrollar nuevas tecnologías.

El presidente de la fundación, Ricardo Cao, aseguró ayer que se habían creado más de doce empresas en el seno del Citic y que en los últimos siete años se habían firmado contratos por valor de cuatro millones de euros con empresas en concepto de transferencia de conocimiento.

En el Citic, que funciona desde hace casi una década, trabajan unos 200 investigadores en once grupos. Ferreiro hizo ayer una defensa de estos trabajadores, ya que muchos de ellos han tenido que desarrollar su labor fuera de Galicia para poder hacerlo "con dignidad", ya que los que se quedan suelen tener condiciones "precarias".

El rector de la UDC, Xosé Luís Armesto, defendió ayer la unión de la entidad con la realidad empresarial y se sacudió las culpas de que la Universidad está de espaldas a lo que pasa en el mundo. Reivindicó el esfuerzo de la entidad por dar respuesta a los alumnos que querían estudiar carreras como Empresas e Informática, en las que entran cada promoción más de 200 estudiantes. "Somos un servicio público y tenemos que atender a todas las demandas de la sociedad", dijo, para justificar que haya titulaciones con pocos alumnos que han de mantenerse mientras otras tienen exceso de demanda.

La fundación, según explicó ayer el vicerrector de Investigación, Ricardo Cao, heredará los proyectos que se están haciendo ahora en el Citic y contará, aproximadamente, con un presupuesto de un millón de euros, que esperan que se amplíe gracias a la colaboración de las empresas y a los proyectos que se desarrollen en los laboratorios.

"Esperamos que nuestros doctores se vayan incorporando a nuestras empresas, que el negocio vaya creciendo y que tengamos una economía más moderna y avanzada", defendió Antonio Rodríguez.