Dice la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que los resultados de las elecciones municipales fueron "solo el principio", que el cambio llegará, primero al Estado y, después, a la Xunta. "Nos encontramos aquí en Galicia, Barcelona, Valencia, Madrid... como hermanos reconociendo más que nunca nuestra diversidad y su riqueza, la plurinacionalidad del Estado que los Gobiernos del PP y del PSOE no han sido capaces de reconocer durante décadas, pero que ahora la ciudadanía ya está viendo", dijo ayer Colau ante un auditorio de Palexco abarrotado. Se acababa así un día de trabajo de las llamadas Ciudades Rebeldes, en el que buscaron fórmulas para "no competir entre sí, sino trabajar en común por el bien de los vecinos".

Mientras los asientos se iban llenando, ayer, en Palexco -el acto empezó media hora tarde-, sonaron gritos de "No a la guerra", que se repitieron durante los discursos y que recordaban el manifiesto que el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, había leído por la mañana en María Pita: "No en nuestro nombre", que es un posicionamiento claro contra la guerra, contra la islamofobia y el terrorismo.

De violencia habló en su discurso también Ada Colau, pero de la que se ejerce contra las mujeres. "Si fuese cualquier otro colectivo sectorial, médicos, ya no digamos políticos del PP. Cualquier colectivo que tuviese decenas de asesinados cada año implicaría una alarma institucional, movilizaría todos los recursos, pero como son mujeres, al Estado y al Gobierno del PP les da igual", aseveró Colau, que abogó por la feminización de la política, por la conciliación y el cambiar la manera "enloquecida" en la que, ahora se hace política. Fue crítica con las formaciones que ponen los "objetivos de partido por delante de los ciudadanos" y confesó que, a pesar de todos los ataques sufridos en estos cinco meses, no se arrepiente de la decisión tomada, de estar "al lado de la gente".

Ferreiro, que ejerció de anfitrión de sus compañeros rebeldes, reivindicó en su discurso la oportunidad abierta por las ciudades para apostar por una nueva manera de gestionar las administraciones. Y alabó el paso adelante que habían dado otros compañeros "valientes". Los que estaban sentados en la primera fila y que encabezan las listas de En Marea, Antón Gómez-Reino, Yolanda Díaz y Alexandra Fernández. "Están dispuestos a poner el cuerpo, el alma y la cara para que el cambio que comenzó en las ciudades llegue también al Gobierno del Estado, para que las ciudades rebeldes podamos tener un aliado en el Congreso", explicó Ferreiro, que se mostró seguro de que el cambio es "imparable".

Ferreiro, al igual que sus compañeros de Cádiz, Madrid, Santiago, Ferrol, Zaragoza y Valencia, habló de las diferencias de los gobiernos de unidad popular y de los partidos tradicionales. "Somos los de la plaza de As Atochas, no los de Millán Astray", sentenció.

El regidor municipal de Compostela, Martiño Noriega, fue el encargado de abrir el acto y lo hizo, con la boina calada, con el principio de Memorias dun neno labrego. ", en recuerdo de su autor, Neira Vilas, fallecido esta semana y también de Chao Rego. "Por nosotros no va a quedar que se consolide el cambio político, queremos más Marea", zanjó el regidor municipal. Su testigo sobre el escenario lo tomó el alcalde de Valencia, Joan Ribó, que fue muy aplaudido, sobre todo, cuando pidió que Rajoy pagase los ocho millones de euros que todavía adeuda a la ciudad por un acto electoral. El alcalde de Cádiz, José González Kichi, que comenzó su discurso en gallego, habló de la condena de la gente a las bombas, "ya se amarren en un cinturón o se tiren desde el aire". Para el alcalde de Ferrol, Jorge Suárez, que se define como activista social, el objetivo de su gobierno es remunicipalizar los servicios y liberarse de que el empresario "Florentino Pérez sea el alcalde de facto" de la ciudad.

La portavoz del Gobierno local de Madrid, Rita Maestre, reivindicó que las "personas normales" puedan hacer política frente a los que creen que es cosa de "señores profesionales". El mensaje de Maestre a todos los que decían que no podrían hacerlo fue claro: "acostúmbrense, porque hemos llegado para quedarnos". El alcalde de Zaragoza, Pedro Santiesteve, animó a los asistentes a no "ceder al desaliento" y a recordar una frase que está en el ADN gallego: Denantes mortos que escravos.

Al acto acudieron los concejales de Marea y también el histórico Xosé Manel Beiras.