El vecino del Barrio de las Flores acusado de intentar matar en septiembre de 2014 al presidente de su comunidad tras discutir con él por unas obras que se iban a realizar en el edificio alegó ayer durante el juicio que su intención era darle "un escarmiento". El imputado, que se enfrenta a una petición de 20 años de cárcel, informó al tribunal de que padece problemas psiquiátricos. "Cuando subí a preguntarle por la electricidad me dijo que estaba mal de la cabeza, que no era normal, que era un mierda. Salí a la calle muy alterado. Estaba que no aguantaba de la ansiedad y la angustia", relató. En ese momento, según su versión, llamó a la policía para interponer una denuncia. Las acusaciones, sin embargo, sostienen que a los agentes solo les informó de que necesitaba medicación, por lo que lo derivaron a la Casa del Mar. "Me tenía miedo a mí mismo, a hacer algo a alguien, a otras personas, ya me pasaron cosas hace años", admitió.

El procesado aseguró que también se dirigió al juzgado de guardia, pero que estaba cerrado y, finalmente, se trasladó al hospital Universitario, pero cuando estaba en la sala de espera decidió abandonar el centro. "Fui andando hacia casa de mi hermana, por el puente de A Pasaxe, escuchando música para tranquilizarme y viendo las fotografías de mi madre y mi hijo que tengo en el móvil", testificó, al tiempo que aseguró que entró en una gasolinera porque se la cruzó en el camino. "Pensé: 'No sé qué vas a hacer con este tío porque merece un escarmiento. Tratarme así sabiendo que soy un enfermo mental...'. Tenía idea de que tenía que hacerle algo a mi vecino", admitió el procesado, que está en prisión provisional por estos hechos. Además, contó que compró tres litros de gasolina con la intención de darle "un escarmiento, un susto", nunca "hacerle daño". De hecho, afirmó ante el tribunal que tiró "la mitad" del combustible por el camino porque era "mucho".

"Quería decirle: 'Si me vas a tratar de esa forma tan vejatoria, la próxima vez no te aviso'", explicó. El imputado caminó hasta su edificio y sobre las 01.50 horas llamó al telefonillo de su vecino. La víctima intentó calmarlo, pero no lo consiguió. "Me decía que me tranquilizase, pero cada vez que escuchaba su voz me crispaba", declaró el acusado, quien negó haberlo amenazado con prenderle fuego y matarlo. "Le dije: 'Baja, no seas tan chulo, no seas cobarde'", aseveró. El sospechoso reconoció que estalló cuando la víctima le advirtió de que había llamado a la policía. "Tiré para arriba, subí como un cohete. Pensé: 'Este no se queda sin escarmiento'", señaló. Una vez que llegó al descansillo, roció el suelo con gasolina y prendió fuego. El acusado sostiene que no vio a su vecino abrir la puerta de su casa, mientras que el afectado afirmó que se cruzaron las miradas cuando él resbaló con la gasolina y se cayó al suelo. "Entonces, vi que prendió fuego al combustible y me vi envuelto por el fuego", describió el presidente de la comunidad, que sufrió quemaduras en la cara, las piernas y los brazos que afectaron al 15% de su cuerpo. "Yo no quería hacer exactamente eso, pero todos los hechos me condujeron a eso", concluyó el imputado.