La culminación de la obra del túnel de la Marina con su conexión con el vial subterráneo de O Parrote y la apertura de este a la circulación, prevista para antes de que concluya el año, traerán consigo una reordenación del tráfico en la superficie que impedirá circular a los vehículos privados, salvo los de los residentes en la Ciudad Vieja, entre el edificio de Correos y los jardines de San Carlos. Solo podrán transitar por este tramo los autobuses, los taxis, los vehículos de carga y descarga en los horarios habilitados para su actividad y los de emergencias, además de los de quienes acrediten que residen en el casco histórico.

Estos transportes autorizados podrán moverse en ambas direcciones. Las motos de los residentes en esta zona de la ciudad también podrán desplazarse por este recorrido, además de las bicicletas de cualquier persona por el espacio por el que caminan los peatones.

Este es el planteamiento de la movilidad de vehículos por las avenidas de la Marina y Montoto y los paseos de la Dársena y O Parrote que pondrá en práctica el Gobierno local desde la entrada en servicio del vial subterráneo de O Parrote, que conecta en un extremo con el túnel de la Marina, ya abierto desde mayo, y tiene su otra entrada o salida en el muelle de As Ánimas junto al complejo de La Solana.

Esta reordenación coincide con la restricción del tráfico para vehículos planteada por el PP cuando gobernaba. El grupo popular reclama ahora al área de Mobilidade Sostible que dirige Daniel Díaz que el plan de movilidad en la zona, que esta semana calificó de "estar muy verde", esté listo para cuando abra el túnel de O Parrote.

Esta apertura está condicionada por el estado en el que la Autoridad Portuaria entregue el nuevo vial subterráneo al Ayuntamiento, un acto previsto para esta misma semana. El alcalde, Xulio Ferreiro, ya aclaró estos días que el Concello tendrá que acreditar las correctas condiciones de la infraestructura y la validez de sus permisos para autorizar su puesta en servicio.

El Gobierno local informa por tanto del plan de tráfico en la zona que no permitirá que ningún coche privado, salvo de residentes en la Ciudad Vieja, circule entre San Carlos y la Marina junto al edificio de Correos, pero mantiene sin definir algunos aspectos relacionados con la movilidad, como la eliminación de las vallas de obra en las avenidas de Montoto y la Marina entre las zonas peatonal y para vehículos, el control de los accesos a este tramo de circulación restringida o la peatonalización del casco histórico.

Tanto este proceso, que debería de iniciar su segunda fase al terminar la reurbanización de la Marina con la prohibición del paso de vehículos privados no residentes por la Ciudad Vieja, como la vigilancia de la circulación por la futura zona de tráfico restringido estarán condicionados por la instalación de cámaras y lectores de matrículas. El Gobierno local no ha explicado aún el funcionamiento de este sistema, que básicamente, según ha podido saber este diario, consistirá en la captación de imágenes por medio de cámaras y la lectura de matrículas, de modo que los datos serán transmitidos a una base desde la que se emitirán denuncias a aquellos vehículos que no estén autorizados a circular por esa zona delimitada.

Los coches privados que se aproximen a los jardines de San Carlos o a Correos se encontrarán en cada extremo con indicaciones que les prohibirán continuar si no son residentes y tendrán que dar la vuelta si no quieren ser sancionados y utilizar los túneles.

Queda también por determinar por qué calles podrán acceder a la Ciudad Vieja los residentes, ambulancias, taxis y comerciantes cuando la zona esté completamente peatonalizada, en teoría por la plaza General Cánovas Lacruz. El edil de Mobilidade ha reconocido que la segunda fase del proceso no se realizará de manera inmediata.

La asociación vecinal de la Ciudad Vieja cree "exagerada" la restricción de la circulación por la nueva Marina. Los comerciantes la consideran todavía "indefinida".