Los alumnos del instituto Agra do Orzán, sus profesores y sus padres se manifestaron ayer ante las puertas del centro para exigirle a la Xunta que permita a los estudiantes, tal y como lo han hecho durante los últimos 23 años, el acceso gratuito a la piscina del polideportivo construido en unos terrenos cedidos por el propio centro para poder albergar estas instalaciones.

"Después de la manifestación no recibimos ninguna respuesta de la Consellería de Educación, como si no existiésemos, como siempre", denuncia el director del centro, Miguel Santaolaya, que cree que las familias afectadas no se quedarán "de brazos cruzados" ante este silencio y adelanta que a la vuelta del puente, decidirán si continúan con las protestas.

El instituto Agra do Orzán cedió hace unos 23 años unos terrenos que le pertenecían para la construcción de un polideportivo. Cuando las instalaciones abrieron, los alumnos del centro las utilizaron de manera gratuita durante sus clases de Educación Física, incluida la piscina. Este acceso gratuito, así como el pago de un canon y el mantenimiento de las instalaciones hicieron que la Xunta y la concesionaria, Gaia, se enfrentasen en los tribunales.

El fallo fue favorable a la adjudicataria, ya que le permitía cobrar por el uso de las instalaciones, entre ellas, de la piscina. De este modo, la Xunta defiende que no puede pagar el acceso a todos los alumnos del centro y solo financia la utilización del polideportivo de los estudiantes del ciclo de actividades deportivas, ya que lo necesitan para desarrollar su formación.

La Xunta también alega que sería "discriminatorio" pagar la tarifa requerida por la adjudicataria de las instalaciones para que los alumnos del Agra do Orzán vayan a la piscina cuando otros centros no tienen esa posibilidad.

El director del instituto, sin embargo, cree que no es ningún "privilegio" que ellos puedan acceder a la piscina, ya que los terrenos que se utilizaron para la construcción de las instalaciones eran propiedad del instituto y porque su estudiantado es el más "intercultural" de toda la ciudad.

Antes de entrar en clase, entre las ocho y media de la mañana y las nueve menos cinco, los alumnos reclamaron lo que entienden que es su derecho, poder nadar sin que les cueste nada.

El director del instituto se queja además de que, desde el Gobierno gallego nadie les ha dado una explicación de si están pagando o no las facturas generadas por los alumnos del ciclo de actividades deportivas. "La sensación que tenemos es de que nadie controla este tema", denunció Santaolaya.