El hombre de 57 años que se suicidó el jueves por la noche tras atacar a su expareja con un cuchillo en la vivienda de O Castrillón a la que acudía a cuidar a un anciano tenía una orden de alejamiento sobre la víctima. Así lo confirmó ayer el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, quien resaltó la "rápida respuesta" de la Policía Nacional. La víctima, de 55 años, fue trasladada al hospital Universitario porque sufrió un corte superficial en el cuello.

El agresor, que se tiró por la ventana, accedió al inmueble del cuarto piso del edificio número 181 de la avenida de Os Caídos tras enseñarle al anciano que vive en él una fotografía de su excompañera sentimental y preguntarle si trabajaba allí. Una vez que el hombre asintió, entró en su casa, lo amordazó y lo ató a la cama hasta que llegó su expareja. "No abre la puerta a nadie, pero justo se acababa de ir su hijo y sabía que estaba a punto de llegar la cuidadora, por eso debió abrir", asegura José Gestal Méndez, el vecino del piso de al lado. Su hijo, Moisés, de 39 años, fue el primero que intentó auxiliar a la víctima.

"Tenía todo preparado, si no es porque subió con mi hijo en el ascensor la mataba. Menos mal que no la mató porque es terrible lo que está sucediendo en España. Si no es por mi hijo la mataba", insiste Méndez. Cuando escuchó los gritos, se levantó de la cama. "Estaba todo el suelo lleno de sangre, fue horrible", describe. Su hijo relata que la mujer iba "cargada de bolsas", pero esperó a que él entrase y subieron juntos en el ascensor hasta el cuarto piso. En cuanto accedió a su casa, comenzó a escuchar "golpes y gritos".

"Me di cuenta de que algo pasaba. Empecé a golpear la puerta para intentar tirarla abajo, vinieron vecinos y llamamos a la policía. Ella consiguió abrir la puerta y cuando los policías entraron él ya estaba en la ventana. Fue cuestión de segundos. Dijeron: 'se tira, se tira'", relata el testigo. "La policía llegó muy rápido, pero para mí fueron horas", asegura, al tiempo que cuenta que la víctima estaba "nerviosa, pero entera". El vecino afirma que en otras ocasiones escuchó a la víctima "gritar", pero que al agresor nunca lo había visto.