Alberto Nájera es licenciado es profesor en el área de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Castilla-La Mancha en Albacete. Ayer impartió en la Domus, como parte del ciclo Mes Escéptico del museo, la conferencia Moriremos todos, pero no por culpa de las antenas, para desmontar falsos conceptos acerca de las ondas electromagnéticas y los supuestos daños que causan.

-¿Qué mitos busca desmontar con esta charla?

-Desde los medios de comunicación se está lanzando miedo a las ondas electromagnéticas, fundamentalmente de la telefonía móvil y, últimamente, de la wifi. Quiero explicar, desde un punto de vista físico, qué son las ondas electromagnéticas, cómo interaccionan con las personas y si suponen un riesgo para la salud.

-¿Y lo suponen?

-A día de hoy, en condiciones normales de salir a la calle o hacerse una radiografía, no. Tener en casa wifi o un teléfono inalámbrico no genera ningún problema porque las intensidades son tan bajas que no existe posibilidad de que la interacción con nuestras células produzca ningún tipo de alteración.

-¿La radiación del móvil, o de la wifi, no aumentan mucho la radiación que recibimos a diario?

-No, son fuentes de radiación que se van sumando pero como no tienen un carácter acumulativo, y no tienen intensidad suficiente para interactuar con nuestro cuerpo, no suponen ningún problema. Es mucho más problemática, por ejemplo, la contaminación atmosférica.

-¿Qué es lo que genera más miedo sobre este tema?

-Es algo que va cambiando. En los 80 se tenía mucho miedo a las líneas de alta tensión, y se demostró que no había ningún problema. En los 90 y principios de los 2000, a las antenas de telefonía móvil, de las que ya no hay duda de que no produce cáncer. Y actualmente parece que va cogiendo fuerza la wifi. A medida que se van estudiando vemos que no existe ningún problema. No es que lo diga yo, sino instituciones muy importantes: desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) o desde la Asociación Española contra el Cáncer son tajantes y claros. A priori sabemos que no existe ningún problema porque conocemos qué tipo de radiación son y su entidad, y además hay estudios epidemiológicos a largo plazo.

-¿No pasa nada por dormir cerca del móvil encendido?

-O la wifi. Con cierta frecuencia, un supuesto experto sin ningún tipo de formación ni experiencia demostrada lanza este tipo de bulos.

-Hace poco se concedió una baja por hipersensibilidad electromagnética en Francia.

-Los estudios a doble ciego con personas que dicen tener esta afección demuestran que no son hipersensibles a las ondas electromagnéticas. Si lo fueran, serían capaces de detectar la presencia de radiación electromagnética con un cien por cien de acierto. Pero no aciertan en más del cincuenta por ciento de las ocasiones, la misma posibilidad de acertar que cualquiera de nosotros. La OMS dice que no es una enfermedad sino un trastorno psicosomático, psicológico, psiquiátrico, y que debería recibir un tratamiento especializado. Esta gente cae en las garras de auténticos estafadores, que les venden toda clase de productos contra una enfermedad que no existe, o que al menos no se debe a lo que ellos afirman. Se gastan el dinero y no se curan.

-Las antenas de telefonía se han enfrentado con la oposición de comunidades de vecinos.

-Cada vez menos, porque el pánico a las antenas ya va cambiando. Ahora se da más en relación a colegios. En Vitoria aprobaron hace poco una ordenanza para establecer zonas libres de wifi. Es ridículo, imagino que habrán puesto pantallas para parar la luz del sol, que es una radiación electromagnética mucho más energética, o las ondas de televisión o de radio. En el estudio que hemos hecho en Albacete, durante cuatro años y con más de 16 millones de datos, una de las fuentes de radiación más importante es la de frecuencia modulada. Es ridículo que pongan una zona libre de wifi sin ningún tipo de evidencia y que los organismos públicos caigan en este engaño y que no se fíen de los científicos.