El vértigo que la economía española vivió en los primeros años del siglo se tradujo en el diseño de numerosos proyectos de negocios que en algunos casos salieron adelante y que en otros acabaron arrastrados por la crisis, que tuvo una especial incidencia en el terreno inmobiliario. La estación del ferrocarril coruñesa fue el escenario de una de esas iniciativas que no llegó a ver la luz y que se dio a conocer en los últimos días de 2005 bajo la denominación de Vialia Estación A Coruña.

La inmobiliaria Riofisa era la promotora de un complejo comercial y de ocio que pensaba instalarse en la terminal ferroviaria coruñesa, en el que ocuparía tres plantas y que dispondría de una "amplia y variada oferta" de establecimientos, según hizo saber en aquel momento. Un "anteproyecto" de lo que sería fue incluido en la página web de la compañía, que advertía de que no se trataba de una idea definitiva y que de llevarse a cabo habría transformado la estación de un modo radical en su zona posterior y en el costado que limita con la avenida de A Sardiñeira, donde estaba previsto ubicar las instalaciones comerciales.

"Estarán presentes conocidas marcas de moda y restauración, destacando la presencia de un hotel y un supermercado", anunciaba Riofisa entonces en su web, en la que también se mencionaba que la cadena hotelera Silken preveía la apertura de un establecimiento en el complejo. "Por su magnífica ubicación, Vialia Estación de A Coruña se convertirá en un punto de encuentro, no sólo de los viajeros, sino también de todos los habitantes de la ciudad", afirmaba sobre el proyecto Riofisa, que tenía previsto llevar a cabo la rehabilitación y ampliación del edificio mediante la empresa Nefsa, de la que poseía el 60% del capital, mientras que el resto era propiedad del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), vinculado al Ministerio de Fomento.

Fue la alianza establecida en 2002 entre ambas empresas la que originó el plan del complejo comercial para A Coruña, del que entonces se dijo que comenzaría a construirse en 2005 para entrar en servicio en 2008. Pero hace 10 años ni siquiera existía el proyecto, del que se calculaba que tendría un coste de 62 millones de euros. Con el paso de los años se presentó el proyecto de Joan Busquets, incluido en el plan general, de cobertura de las vías para crear una gran plaza en A Sardiñeira que haría imposible el centro comercial Vialia.

En 2011 se presentó el diseño inicial de la estación intermodal, que tampoco incluía este complejo y al que también afectó la crisis, hasta el punto de que se ordenó su reducción, que aún no se ha dado a conocer pero que descarta la creación de un centro que era el reflejo de otra época.