Los desencuentros entre Marea Atlántica y PSOE a la hora de diseñar un nuevo presupuesto para el 2016 alimenta la posibilidad de que el Ejecutivo local tenga que gestionar lo que resta de año con un presupuesto prorrogado. Sin embargo, y gracias a un apartado de la nueva ley de reforma local que el Gobierno de Mariano Rajoy aprobó en 2013, este escenario podría dar al equipo del alcalde Xulio Ferreiro una mayor libertad de actuación en 2017.

La nueva legislación permite a la Junta de Gobierno Local -en la que solo tienen derecho a voto los miembros del Ejecutivo- aprobar los presupuestos municipales con la negativa del pleno, siempre y cuando el año anterior se hubiese tenido que gestionar con presupuestos prorrogados. "Excepcionalmente, cuando el Pleno de la Corporación Local no alcanzara, en una primera votación, la mayoría necesaria para la adopción de acuerdos prevista en esta Ley, la Junta de Gobierno Local tendrá competencia para aprobar el presupuesto del ejercicio inmediato siguiente, siempre que previamente exista un presupuesto prorrogado", reza la ley.

El Gobierno municipal lleva desde el 1 de enero trabajando con los presupuestos diseñados por el PP para 2015, tal y como exige la legislación cuando no se pudiesen haber aprobado unos nuevos antes del 31 de diciembre. Si Ferreiro no fuese capaz de forjar la mayoría necesaria en el pleno, por delante tendría 11 meses de gestión con unos presupuestos hechos por los conservadores. A cambio, para 2017 podría sacar adelante unas cuentas 100% a la medida de la Marea, sin negociar ni una coma de estas cuentas con el resto de partidos.

De acuerdo con esta ley, el proceso podría repetirse los dos últimos años de la legislatura. Es decir, si en 2018 no hubiese consenso en torno a unos nuevos presupuestos, el Gobierno municipal tendría que trabajar con sus cuentas prorrogadas de 2017, pero en 2019 podría aprobar unos completamente nuevos sin tener el apoyo de la Corporación.

Este cambio legal fue introducido por el PP para facilitar la gobernabilidad de ejecutivos en minoría, acabando con prórrogas presupuestarias encadenadas y, de paso, poder cumplir con los requisitos de estabilidad presupuestaria referidos a presupuestos reales y no a documentos prorrogados.

Pero, ¿qué supondría un año con presupuestos prorrogados para el Concello? La profesora de Hacienda Pública de la Universidade de Santiago (USC), María Cadaval, asegura que el gasto corriente de la administración local "está asegurado", pero llama la atención sobre los problemas que habría a la hora de realizar nuevas inversiones y poner en marcha nuevas políticas.

El Gobierno local, eso sí, siempre podría llevar a pleno modificaciones del presupuesto prorrogado. O lo que es lo mismo, podría desviar fondos de unas partidas a otras dentro de los presupuestos del año anterior, contando siempre con el apoyo del pleno. "Trabajar así ralentiza la gestión y obligaría al Gobierno a ir a remolque durante todo el año", señala Cadaval.