Un coruñés ha sido condenado a trece años de cárcel por matar a su madre en julio de 2012 en un chalé de Puerta de Hierro, la urbanización de lujo situada en Madrid en la que residían. Cuando la asfixió, según la sentencia, su padre y su novia se encontraban en el porche de la vivienda. Un jurado popular consideró al procesado, que cuando cometió el parricidio tenía 31 años, autor de un delito de homicidio. La Audiencia Provincial de Madrid concluye en su sentencia que el joven "estampó" un jarrón de porcelana "con gran fuerza en la cabeza" de su madre, la abogada María Ángeles Lousa Gayoso, de 62 años y originaria de Betanzos. Una vez que se desplomó, intentó ahogarla con la almohada de su dormitorio y con un cojín, pero como no dejaba de respirar, la asfixió con sus propias manos.

Después, regó el suelo de la planta superior de la casa, en la que se encontraba el dormitorio con el cadáver de su madre, con la sangre que le salía de la herida que se causó con el jarrón de porcelana. Su intención era hacer creer que había perseguido a unos supuestos asaltantes. A continuación, salió al porche y, "con la escenificación del horror oportuna", comunicó a su padre y a su novia "la agresión sufrida por su madre por dos corpulentos asaltantes encapuchados", según consta en el fallo judicial.

El tribunal popular concluyó que el procesado se inventó que habían entrado unos asaltantes en el chalé porque no contaba con la reacción de su madre. "La idea inicial era sofocar, evitar que respirara con una almohada o un cojín, produciendo su muerte sin señal de violencia. A continuación, dejarla como si estuviese durmiendo y esperar a que en el curso de la noche o a la mañana siguiente el padre descubriera su muerte", relata la Audiencia Provincial de Madrid en la sentencia, en la que sostiene que el imputado preveía que su padre llamase a un médico conocido, quien, al no haber señales de violencia y con el antecedente de que estaba enferma y había visitado el día anterior una clínica privada, certificaría su muerte.

"No valoró bien la dificultad de asfixiar a su madre, que ésta podría defenderse", recalca el tribunal, quien relata que la víctima reaccionó cuando intentó ahogarla y que consiguió levantarse de la cama y refugiarse en un rincón de la habitación. "Al verse descubierto y ante las consecuencias que podría acarrearle, de forma rápida, agresiva y desordenada, coge el jarrón de porcelana y se lo estampa en la cabeza", describe el órgano jurisdiccional provincial.

El tribunal popular descartó la hipótesis del asalto que mantuvo el condenado durante el juicio. Así, destaca que los agentes que investigaron los hechos no encontraron "ningún vestigio ni evidencia" de que encapuchados hubiesen entrado en el chalé, que contaba con fuertes medidas de seguridad. Además, no robaron nada, a pesar de que en la habitación de la víctima había objetos de valor. Los policías también arguyeron que encontraron unos guantes de látex en los que hallaron ADN de la fallecida y de su hijo.