Arteixo es otro de los municipios de la comarca de A Coruña que cuenta con un embalse propio, el de Rexidoiro, acabado de construir en el año 1970. El Concello quiere aprovecharlo para el abastecimiento de toda la red, ya que hasta ahora solo servía para suministrar agua de uso industrial al polígono de Sabón. El sistema de Arteixo es diferente al de Emalcsa con Cecebre. "Nosotros captamos el agua en el propio embalse", explica el director de explotación de la presa, Manuel Varela. Emalcsa lo hace a través de la planta de A Telva (en el municipio Cambre), que está a unos 9 kilómetros de Cecebre.

Rexidoiro está catalogado como una gran presa y tiene capacidad para 1,8 millones de litros. La presa la gestiona directamente el Concello de Arteixo después de que la Diputación de A Coruña le cediese la gestión del embalse como parte del acuerdo para todo el polígono de Sabón. El Ayuntamiento también asumió el servicio de aguas en 2013, cuando liquidó la empresa mixta Augarsa (participada por Aqualia). "El autoabastecimiento es posible. La captación de agua estaba muy desaprovechada", destaca el concejal de Obras y Servicios Municipales, José Ramón Amado. Arteixo actualmente compra el 70% de su agua a Emalcsa y el resto procede de otras captaciones.

¿Y es seguro potabilizar agua de un embalse que está en medio de un polígono industrial? El edil de Obras y el director de explotación de la presa tienen claro que sí. "El agua que llevaban las botellas de la Schweppes venía del embalse", asegura Amado. Manuel Varela señala que el Concello realiza ensayos para comprobar la calidad del agua.

Ahora el Ayuntamiento ya trabaja en la reconversión de la captación de agua de este embalse. La primera fase de los trabajos ha salido a licitación por 800.000 euros. Manuel Varela señala que debe reformarse el bombeo de la captación para "adaptarlo a las garantías necesarias". Este aparato permite enviar el agua del embalse hasta la estación de tratamiento. El alcalde, Carlos Calvelo, y el edil de Obras, José Ramón Amado, acudieron a una reunión en la Consellería de Medio Ambiente e Ordenación do Territorio para exponer el proyecto de la planta para solicitar fondos a la Xunta.

En la captación se potabiliza el agua que llega desde el embalse de Rexidoiro. En la instalación se realiza un proceso de clarificación. El siguiente paso es la decantación (se le echan reactivos al agua). En esta fase del proceso de potabilización se eliminan los residuos sólidos, ya que estos elementos descienden hasta el fondo del tanque.

Otra de las mejoras que el Concello arteixán pretende realizar es en el sistema de predesinfección. El proyecto que tiene previsto es pasar de uno a tres decantadores. Tras la clarificación y decantación llega la etapa en la que se almacena el agua en el depósito. La siguiente fase es la filtración, donde el agua pasa por unos depósitos en los que se eliminan las partículas restantes con arena. "No todos funcionan al mismo tiempo. Se turnan. Depende de la calidad del agua, pero hay que lavar el filtro", indica Varela. Una vez el agua pasa por todos los sistemas va hacia el depósito de agua de Sabón, que tiene una capacidad para 20 millones de litros. Todo este sistema que recorre el agua está representado en un panel que indica si hay un funcionamiento correcto de cada elemento.

Otra de las tareas pendientes del Concello es la aprobación de las normas de explotación. Están enviadas a Augas de Galicia, aunque por el momento no ha dado su visto bueno. Para controlar el nivel de agua el Ayuntamiento se basa en los datos que ofrece MeteoGalicia, según señala el director de explotación.

La presa de Rexidoiro dispone además de un sistema para evacuar la humedad que acumula el hormigón de la estructura. "Si no echa agua, malo", afirma uno de los técnicos, José Antonio Loureiro. El interior de la presa cuenta con otros instrumentos. En la galería hay un péndulo que sirve para calcular "a la centésima" los movimientos de tierra, según señala Manuel Varela. También hay medidores para conocer la presión existente.