La ría de O Burgo fue cerrada por primera vez al marisqueo este año el 17 de febrero y permanece aún con el veto. El motivo, la presencia de hidrocarburos en los moluscos con "niveles superiores a los legalmente establecidos" en el reglamento europeo. La prohibición por este tipo de contaminación, que dicta la Xunta, no es sin embargo la habitual en la ría coruñesa, sino la que se debe a afecciones por biotoxinas en los bivalvos. Desde 1997, primer año del que la Consellería do Mar ofrece datos en su web, el estuario ha sufrido cierres que han supuesto un total de 900 días hasta el año pasado sin que los mariscadores pudieran faenar. A partir de 2006 se registra un repunte de prohibiciones que ha provocado que en la última década la media anual de días sin poder ejercer la actividad marisquera por toxinas contaminantes sea de 69.

Los datos son del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), que recoge la evolución anual de las biotoxinas marinas en las rías de la comunidad. El año pasado fue de los peores para los mariscadores de O Burgo y A Coruña, ya que se produjeron 108 días de cierre que les impidieron trabajar con continuidad. Peor fue 2011, con 166 días con orden de la Xunta de no faenar en la ría. En los últimos diez años hubo 64 prohibiciones en 2008, 75 en 2006 y 92 en 2013.

La actividad marisquera también había sido interrumpida antes de 2006, aunque no tantos días: el año que más fue 2005, 55 días, mientras que en 1997 y 1998 los controles periódicos que realiza la Xunta no encontraron toxinas contaminantes que obligasen a cerrar la ría de O Burgo.

El registro del año pasado revela un aspecto que no se había producido en los años anteriores: que los cierres de la ría por toxinas se ordenan ya en enero y febrero, algo que apenas había ocurrido antes, cuando hasta abril o mayo -y contadas veces en marzo- los mariscadores podían faenar sin interrupciones. Esa novedosa circunstancia de comienzos de 2015 coincide con otro episodio contaminante en la ría, la presencia de índices de hidrocarburos en los moluscos, como ha ocurrido este mismo mes, que también lleva a la Xunta a prohibir el marisqueo.

El año pasado hubo cierres temporales por toxinas en ocho meses; solo junio, agosto, noviembre y diciembre se libraron de la contaminación y los mariscadores recogieron moluscos con normalidad en la ría. En años anteriores, según los datos del Intecmar, los días con prohibición de faenar se llegaron a concentrar en dos o tres meses.

Las biotoxinas que los análisis químicos de la Xunta revelan suelen ser de tres tipos: lipofílicas, que son las más frecuentes, ASP o toxina amnésica, y PSP o toxina paralizante. Entre las primeras la más habitual es la diarreica, que causa serios problemas intestinales y vómitos a quienes consumen los mariscos extraídos de la ría. La toxina paralizante afecta al sistema nervioso central y provoca parálisis muscular, mientras que la amnésica actúa en el córtex cerebral humano y afecta a la memoria, que anula durante cortos periodos de tiempo.

El último golpe a la actividad marisquera en O Burgo, el de este mes, se ha debido a contaminación por hidrocarburos, como ocurrió el año pasado, y la Consellería do Mar no la atribuye a una sola causa sino a muchas que, además, no acierta a precisar; "contaminación difusa y multicausal", la denomina. Aunque no lo certifica, apunta que el arrastre de hidrocarburos se puede deber a "episodios de fuertes lluvias", explicación que rechazan los mariscadores.

Este colectivo señala los vertidos a la ría coruñesa de la compañía petrolífera Repsol desde los muelles portuarios, acusación que niega tanto la multinacional como la Autoridad Portuaria, apoyadas ambas en el rigor de los controles a sus actividades.