El Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria han puesto fin a sus discrepancias sobre el futuro de los muelles urbanos cuando su actividad se traslade al puerto exterior al llegar ayer a un principio de acuerdo para negociar una solución que satisfaga los intereses de cada institución: generar recursos para cancelar parte de la deuda contraída por las obras en punta Langosteira, como pretende el órgano portuario con la venta de suelo, y dotar a los terrenos desafectados de usos públicos, que defiende el Gobierno local.

La negociación sobre este asunto "de un modo más amplio", como apuntó ayer el alcalde, Xulio Ferreiro, se desarrollará en el marco de la comisión de seguimiento del convenio firmado en 2004 entre el Estado y el Ayuntamiento durante el mandato de Francisco Vázquez para la reordenación urbanística de los terrenos portuarios por la construcción de la dársena exterior. A ello se comprometieron el Puerto y el Concello en una reunión celebrada en la sede portuaria que estuvo encabezada por el presidente de Puertos del Estado, José Llorca.

La compatibilidad de los intereses de las dos partes se materializará con la venta del hotel Finisterre y el complejo La Solana, de la que se ha iniciado la tramitación, según comentó el presidente del Puerto, Enrique Losada, y la "búsqueda de una solución" para el área que ocupan el muelle petrolero y los de Batería y Calvo Sotelo. Estas operaciones aparecen señaladas en el Plan de Empresa hasta el año 2020 de la Autoridad Portuaria, que prevé su venta entre 2017 y 2018 y una recaudación conjunta de 25 millones de euros.

La misma planificación del Puerto recoge que el desarrollo urbanístico de los muelles de Calvo Sotelo y Batería se negociará con el Ayuntamiento, aspecto que la entidad portuaria matizó en noviembre pasado al afirmar que los contactos se producirían solo por las "condiciones técnicas que se establecerán en el momento de la urbanización". Cinco meses después la Autoridad Portuaria admite que las negociaciones con el Concello que se articularán en la comisión de seguimiento del convenio de 2004 tratarán sobre la venta -o cualquier otra solución- de los muelles urbanos. Bajo la condición, confirmada ayer por Losada y Ferreiro, de que el espacio que quede liberado tenga uso para los ciudadanos.

"Queremos asegurar por un lado un financiamiento correcto del puerto exterior que no ponga en peligro la estabilidad de la Autoridad Portuaria y, por otro, permitir el uso público de los terrenos desafectados", comentó el alcalde, que tras el encuentro mantuvo un contacto telefónico con la ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor.

Respecto al futuro del hotel Finisterre y La Solana, el órgano portuario apuntó en una nota que ambas instalaciones mantendrán sus usos actuales y sus concesionarios, y que solo cambiará la propiedad del suelo. "Las relaciones mejorarán sustancialmente respecto a las que tuvimos últimamente", aventuró Enrique Losada sobre el trato entre el Puerto y el Concello.