Desde uno de los últimos tramos en abrir de la tercera ronda, en marzo del año pasado, se divisan las 25 casas que forman el poblado de As Rañas, junto al polígono industrial de Pocomaco. Allí, en suelo rústico de especial protección de infraestructuras, viven casi un centenar de personas, con 19 familias en situación de "extrema vulnerabilidad social" y 44 menores, según detalla el plan de Arquitectura Sen Fronteiras. La comunidad es de etnia gitana de origen gallego y todos los núcleos familiares son descendientes de dos patriarcas. Son mayoría los matrimonios y también hay mujeres solas y hombres y mujeres viudos.

La compraventa de chatarra y la venta ambulante de productos constituyen los medios de ingresos de las familias, con las mujeres ejerciendo labores de apoyo de los hombres en cada actividad. Un grupo de ellas participa en el proyecto social Mulleres Colleiteiras impulsado por Arquitectura Sen Fronteiras, por el que vecinas de este y otros poblados recogen y gestionan aceite doméstico usado.

Aunque las conexiones a cada vivienda están hechas de manera irregular, el asentamiento cuenta con servicio de agua, red de sumideros e instalación eléctrica. Son generales las autoconstrucciones de hormigón armado, una hoja de ladrillo en los cerramientos y fibrocemento en las cubiertas.

Pero los servicios dejan que desear: la acometida de agua, de 1987, se ve afectada por numerosas fugas y genera focos de infección; la red de saneamiento se atasca con frecuencia; no existe una red de evacuación de aguas pluviales; y la instalación eléctrica de cada habitáculo es deficiente. La zona de vegetación está descontrolada y no hay espacios para áreas libres.