-¿Hay muchos cambios entre el proyecto original de la Marina y el resultado final?

-Sí. Habíamos diseñado un pavimento que tenía un determinado orden y con una mezcla entre elementos pétreos y vegetales, pero sobre todo había un patrón geométrico que derivaba del proyecto que habíamos hecho para O Parrote, pero se reinterpretó de un modo totalmente distinto.

-¿Quién tomó la decisión de efectuar ese cambio?

-La dirección de obra.

-Pero supongo que de acuerdo con la Autoridad Portuaria.

-Supongo que sí.

-¿Hubo modificaciones en el arbolado y el mobiliario?

-En casi todo. En la iluminación, el mobiliario, el pavimento? Los cambios fueron notables. No sé si vio las imágenes virtuales que se proporcionaron cuando se dio a conocer el proyecto.

-Sí y difieren bastante del resultado final.

-Pues poco más tengo que decir. Una imagen vale más que mil palabras.

-¿Cree que han desvirtuado su proyecto?

-Es normal que en una obra haya cambios, pero en esta son bastante profundos. Sobre todo en el criterio geométrico de distribución del pavimento, que ha cambiado mucho y que es lo que más me interesa. Yo ya lo advertí y dije que no me importaba que se cambiase el mobiliario o las luminarias, pero que por lo menos el patrón geométrico que se mantuviese. Lo que más nos preocupa a los arquitectos es la geometría. Si hubiera habido un problema económico y no se pudiera haber hecho con un material y tuviera que ser con otro, se podría arreglar, pero el criterio geométrico y el orden es lo que se debería respetar.

-La mayor parte de la gente se queja de la falta de sombra de los árboles.

-La gente tiene que darse cuenta de que estamos hablando de un espacio con un carácter muy especial porque está rodeado de un Bien de Interés Cultural que son las galerías de la Marina. A nadie se le ocurre plantar árboles en mitad de la plaza de San Pedro en El Vaticano ni en la de San Marcos de Venecia ni en la del santuario de Fátima.

-Pero la antigua Marina tenía árboles por los que nadie protestó nunca.

-Yo no digo rotundamente que no tenga que haber arbolado o elementos de sombra, lo que digo es que no tienen que ser los elementos de arquitectura primordiales en esa zona. Tienen que tener un carácter secundario y la historia nos dice dónde tenemos que colocar ese arbolado. En O Parrote propusimos varias veces ponerlo y Patrimonio siempre nos lo tumbó, pese a que es una zona más calurosa y agobiante que la Marina. El carácter monumental que siempre tuvo la Marina hace que no pueda ser considerado como otros lugares, ya que tiene una importancia arquitectónica, histórica y de todo tipo que hay que saber respetar. Y no olvidemos que el espacio es el lujo más grande que hoy en día nos podemos permitir. Y ahí, por fin, hay espacio para las personas.

-El Gobierno local planteó el verano pasado la instalación de toldos para generar sombra. ¿Qué le parece la idea?

-Todo lo que sean elementos que se puedan retirar no me parecen mal, pero tampoco estamos en el desierto, porque sol tenemos muy poquito y la mitad del año llueve.

-¿Por qué desapareció de la obra el puente proyectado en la Dársena?

-Supongo que serían motivos económicos. Tenía un pequeño elevador con el que la gente podía llegar a tocar la lámina de agua, por lo que tenía su pequeña tecnología. Pero contribuía mucho a normalizar la forma de caminar por el borde costero, ya que en la esquina situada tras el teatro Rosalía de Castro se produce un estrechamiento del paseo al que la pasarela venía a dar más empaque.

-La constructora reclama al Puerto nueve millones de euros por sobrecostes surgidos en las obras del túnel. ¿Cree que pudo afectar a la urbanización?

-En teoría eran proyectos separados, pero siempre puede haber relación porque el promotor era la misma administración y todo sale de la misma caja. Supongo que algo de contaminación habrá habido. La urbanización se adjudicó con una baja muy importante y el presupuesto ya no nos parecía elevado, por lo que al adjudicarse así los que estamos en este mundo ya sabemos que los cambios en el proyecto son prácticamente obligados.

-¿Esperaba entonces que hubiera recortes sobre su proyecto?

-Con la baja que hizo la constructora era evidente que iba a haber cambios. No sé si sería también el motivo por el que no fui el director de la obra.

-¿Fue decisión suya o de la Autoridad Portuaria?

-El Puerto convocó un concurso y se lo adjudicaron a otra gente.

-¿Tuvo alguna conversación con la Autoridad Portuaria al terminarse las obras?

-Intenté hacerles llegar mi opinión sobre algunas cosas.

-¿Y cuál fue la respuesta?

-Ninguna. Tengo escritos dirigidos a la Autoridad Portuaria y a los responsables municipales de aquella época diciéndoles los cambios que en mi opinión se podían hacer y los que no, pero en un momento determinado y por las razones que fueran mi colaboración dejó de ser interesante.

-¿Ha tenido contactos con el nuevo Gobierno local?

-No, el otro día saludé en el Ayuntamiento al concejal de Rexeneración Urbana, Xiao Varela, en un acto al que acudí y quedamos en hablar un día, pero aún no nos hemos sentado.