Veinticuatro de mayo. Hace justo un año, la configuración de la Corporación municipal daba un vuelco radical con el resultado de las elecciones municipales. Un partido con menos de un año de vida, Marea Atlántica, alcanzaba los diez escaños, los mismos que el PP, al que arrebataba la Alcaldía que había obtenido cuatro años con mayoría absoluta. El PSOE perdía dos concejales (pasaba de ocho a seis) y el BNG tres (de cuatro a uno).

Un año después el Gobierno local de Marea resume sus casi doce meses de mandato con una calificación de "moderadamente satisfactoria", como ha dicho esta mañana el alcalde, Xulio Ferreiro. La oposición tiene otra visión opuesta: "decepcionante" en el caso del grupo socialista y "de paralización y fraude", según la agrupación popular.

Ferreiro reconoció que su equipo de Gobierno tuvo que hacer frente al "hándicap de la falta de experiencia", aunque cree que se "amortizó" con la combinación de aprendizaje y actividad. "Ahora con la aprobación del presupuesto están sentadas las bases. Esperamos poder poner en marcha los proyectos que dependían de las cuentas", comentó.

El alcalde utilizó también el término "decepción" para referirse a la relación con el partido socialista, que apoyó la investidura de Ferreiro como regidor. "Un error fue contar que las cosas iban a ser más fáciles con el partido socialista. Los valores y los programas con los que nos presentamos a las elecciones son parcialmente coincidentes, pero no contaba con que para relacionarse y negociar muchas veces no tienen que ver los valores ni los programas, sino los cálculos internos en clave de partido", comentó.

El portavoz del PSOE, José Manuel Dapena, adjudicó al trabajo de Gobierno de Marea la nota de "necesita mejorar", criticó la "parálisis y la suspensión de actividad" por parte del Ejecutivo y deseó que la aprobación del presupuesto municipal de 2016 sirva de "punto de inflexión" para que se abra un "campo de colaboración".

La portavoz del PP, Rosa Gallego, denunció "la parálisis" que a su juicio también sufre la gestión de Marea y enumeró un particular "decálogo de fraudes" por parte del Gobierno local en materias como los barrios, la transparencia o la participación.