Fernando Tejero es uno de los cinco protagonistas de la obra Atchúusss!!!, una adaptación escénica de textos humorísticos escritos por Antón Chéjov. Con Tejero comparten escenario Adriana Ozores, Ernesto Alterio, Malena Alterio y Enric Benavent, quien participó en la adaptación teatral junto con el director de la pieza, Carles Alfaro. La comicidad de Chéjov recalará en el Colón el próximo 5 de junio a las 20.30 horas.

-¿Qué fue lo que más le atrajo de trabajar con textos de Chéjov?

-Alfaro me llamó para hacer otro proyecto y en ese momento no pude, pero me quedé con esa idea en la cabeza porque esa llamada me produjo mucha ilusión y mucho respeto. En cuanto tuve un hueco y quise retomar con el teatro, tuvimos un encuentro, él me propuso varios autores, y Chéjov es uno de los dramaturgos que más me han gustado junto con Shakespeare. Me encanta su forma de escribir, me gusta su estilo transgresor, y creo que es un autor que, cualquiera al que le guste el teatro, tiene que sentir admiración por él. Es uno de los mejores creadores que tenemos en el panorama teatral.

-Cuentan que el autor creó a los personajes de estas historias inspirado en sus pacientes.

-Hay una versión que dice que sí, pero también hay una que afirma que no llegó a ejercer nunca como médico. Casi todos los personajes que pasan por este espectáculo tienen enfermedades muy comunes en todos los seres humanos y eso tiene algo que ver con el hecho de que él fuese doctor.

-El nexo de la dramaturgia es el estornudo, ¿de ahí el título?

-Ahí hay también una pequeña trampa. El título viene de que había una pieza más en este espectáculo llamada El estornudo, basada en un cuento titulado Muerte de un funcionario. El espectáculo era demasiado largo, había que cortar una pieza y, finalmente, se decidió por esa. Ya se había anunciado la obra con ese título y se quedó así, porque cambiarlo era un poco complicado. Sobre ese título, sí que es verdad que en la obra hay momentos límite en los que los protagonistas estornudan anunciando que algo está trastocando su psicología.

-En la obra interpreta a varios personajes. ¿Es complicado cambiar de registro varias veces a lo largo de la misma función?

-Evidentemente, hay un trabajo previo grande para que eso pueda funcionar. La escenografía es minimalista, pero es muy bonita y tiene dos espejos que, en determinadas partes de la función, permiten que los espectadores vean la parte de atrás, y yo hago un personaje que sale, se cambia cara al público y, al volver a salir, ya es otro personaje. Es complicado, evidentemente, porque además son personajes muy distintos: hago de un señor de 80 años y paso a hacer de uno de 35 y, además con unas características muy diferentes. Una vez que han pasado por ti cada uno de los personajes, es maravilloso.

-¿Fue sencillo reunir a todo el elenco para esta obra?

-Somos gente que, afortunadamente, no paramos de trabajar, pero la verdad es que teníamos todos tantas ganas de trabajar juntos, de hacer teatro, y de participar en este proyecto tan bonito, que fue más fácil de lo que yo había pensado. De hecho, llevamos un año representando la función, y estaremos hasta la primavera del año que viene, como mínimo. Fíjate si estamos a gusto que, por ejemplo, a mí me han salido proyectos cinematográficos que he rechazado por esto.

-¿Le resultó difícil compaginar los rodajes en televisión con las giras teatrales?

-Me gusta mucho esto y, uno a veces no sé de dónde saca fuerzas, pero es muy complicado. Hay momentos en los que uno se agobia, pero lo hice y lo he vuelto a repetir y estoy encantado. Creo que se puede hacer durante unos meses, pero yo, personalmente, no podría hacerlo durante más tiempo, porque uno se acaba volviendo loco dedicándose al cien por cien a esto. Tampoco quiero ser un esclavo de mi profesión, aun siendo lo que más me gusta del mundo.

-¿Qué fue lo que le animó a dar el paso hacia esta profesión?

-Un primo hermano mío tenía un grupo de teatro en Córdoba, y supongo que por ahí vienen los tiros. Con catorce años me sabía La casa de Bernarda Alba de Lorca de memoria. Con mi abuelo, empecé ir al teatro en Córdoba y me aficioné. Yo quería ser actor precisamente por el teatro. De hecho, ahora, tengo clarísimo que si me tuviese que quedar con cine, teatro o televisión, me quedaría con el teatro. Mi sueño es formar una compañía y hacer cosas puntuales de televisión o cine. Soy muy sentimental y considero que uso mi profesión como terapia para dar rienda suelta a esos sentimientos que uno igual no tiene posibilidad de sacar de otra forma en la vida.

-¿Qué papel le gustaría llegar a interpretar?

-Hay muchísimos, me moriré con ganas de hacer algún personaje. Tengo en mente hacer un personaje femenino en teatro con un carácter masculino y creo que, en un futuro, haré ese tipo de papel.

-¿Qué queda ahora del Fernando Tejero que daba sus primeros pasos en la actuación en la escuela de Cristina Rota?

-Queda todo, porque soy yo en esencia y todo el recorrido que he hecho parte de mí. No hay que olvidarse nunca de dónde viene uno, porque si uno no sabe de dónde viene, tampoco sabe a dónde va. Creo que he madurado muchísimo, no solo a nivel personal, sino también a nivel actoral. Lo que más me gusta de esta profesión es que es una carrera de fondo en la que uno nunca deja de aprender.

-Otra de sus pasiones, además de la actuación, es la música.

-Me encanta, pero lo hago como hobby de vez en cuando, porque tengo muchos amigos en el mundo de la música y me ha invitado a cantar gente como Sabina o Estopa... Me gusta cantar desde muy pequeño, pero lo hago de forma puntual. La música, para los músicos.