Desde que un negocio abrió en los bajos del edificio, los clientes con perro comenzaron a tener la costumbre de atar a sus mascotas al portal del inmueble. La comunidad de vecinos, para adiestrar a los dueños, pegó un cartel de prohibido perros en el cristal del portal. Ahora atan a los animales al buzón de publicidad.