-¿Es adecuada la formación que reciben los socorristas?

-En Galicia sí. Podemos sentirnos muy orgullosos de haber sido la primera comunidad autónoma que ha tomado cartas en el asunto de la profesionalización de los socorristas mediante un decreto de 2012 que fija su formación mínima . Ese mismo decreto crea y regula el registro profesional de socorristas acuáticos de Galicia, y establece un plazo hasta 2017 para que adquieran la formación mínima.

-¿Hay más conciencia en Galicia por las características de nuestro mar?

-No solo por eso. Es cierto que las condiciones del mar son mucho más duras por el oleaje y la temperatura del agua, pero también nuestro grupo de investigación de la Universidad de A Coruña ha insistido mucho en que era necesaria la profesionalización y el nivel de calidad en el socorrismo. Defendemos que el socorrista es un profesional del campo de las emergencias que necesita un mínimo nivel de formación para enfrentarse a situaciones de riesgo en las que se salvan vidas humanas. Viajo constantemente por toda España y otros países y tengo que decir que a Galicia nos tienen como modelo.

-Pero la imagen del socorrista es la de un trabajador eventual joven que se dedica a esto para sacarse un dinero en verano. ¿Es real esa idea?

-Es así en algunos casos, pero no en todos. Los socorristas de playas tienen una temporada muy corta en Galicia porque el verano es corto, pero en Canarias están trabajando todo el año y es una profesión más. Es cierto que la mayoría de los socorristas en Galicia son estudiantes y que cuando llegan a veintitantos o treintatantos años lo dejan, pero estamos viendo con más frecuencia gente mayor en las playas y este año en A Coruña va a haber socorristas de más de treinta años. Esa gente trabaja en verano en playas porque es más motivante y en invierno lo hacen en piscinas cubiertas, en las que la exigencia de socorristas es permanente.

-¿Sería posible profesionalizar por completo el socorrismo?

-Por supuesto. Y yo estoy luchando desde hace cuarenta años para conseguirlo. Estoy convencido de que el socorrismo se va a convertir en una profesión como la de cualquier otro técnico, solo es cuestión de tener paciencia y seguir trabajando mucho.

-¿Qué es lo más difícil en la preparación de un socorrista, adquirir la forma física o los conocimientos asistenciales?

-Siempre explico lo que es la pirámide del profesional del socorrismo, en cuya base están los valores humanos y actitudes profesionales. Después está el dominio total y absoluto del medio acuático con una condición física idónea. En la cúspide de la pirámide están los conocimientos en primeros auxilios, la comunicación con los usuarios y los compañeros, y la prevención, que es lo que debe hacer fundamentalmente. Solemos desconfiar de los socorristas que dicen que hacen muchos rescates porque nos demuestran que no son buenos, ya que el buen socorrista previene los accidentes.

-Pero en eso también influirá el respeto que tenga la población hacia los socorristas, ya que muchas veces son desobedecidos.

-Este es uno de los problemas que tenemos. Voy a México cada año a hacer formación de instructores y de socorristas y a uno de Puerto Vallarta le tuvieron que ingresar en el hospital porque le agredió y amenazó de muerte un policía borracho al que había advertido del peligro que corría. Estos son energúmenos que en España también tenemos, aunque menos, porque los usuarios se están dando cuenta de que el socorrista está para ayudar y no para fastidiar. Lo que ocurre es que tenemos una historia adversa, en la que los socorristas eran jovencitos y en muchos casos voluntarios que iban a la playa a jugar, por lo que no se les respetaba. Pero el respeto de los usuarios está relacionado de una manera directa con la profesionalidad que demuestran los socorristas.

-¿Son especiales las playas urbanas como las de A Coruña para prestar el servicio de socorrismo?

-Las playas urbanas tienen más usuarios y por tanto más posibles problemas. Pero no hay diferencias con las playas salvajes o rurales. Hay usuarios que son maleducados y que no cumplen las normas, en todos los lados, también en A Coruña. Yo advertiría a los usuarios de que los socorristas están para ayudar y de que respeten su trabajo. Y a los socorristas que se comporten con profesionalidad porque así les van a respetar. En situaciones especiales, el socorrista lo que tiene que hacer es llamar a la policía, porque en A Coruña la policía colabora con los socorristas. Hay que advertir además que cuando un ciudadano se baña con bandera roja es como si atravesara un semáforo en rojo.

-¿Estaría cometiendo entonces una infracción?

-Exacto, y hay municipios en los que la multa son unos mil euros, por lo que no es una ninguna tontería.

-¿Están concienciados los municipios de la necesidad de contar con un buen servicio de socorrismo?

-También en esto ha habido una evolución porque estamos insistiendo en que hay muchos ahogados y que eso repercute en la imagen de un municipio. Y además está la cuestión de la bandera azul, que no permite que no haya socorrismo.

-Pero supongo que bueno, no cualquier servicio de socorrismo.

-Así es, porque la bandera azul significa calidad y si no hay un mínimo de dos socorristas con materiales no la hay. Todo esto contribuye a que los políticos se den cuenta de que el socorrismo es una inversión y no un gasto.

-¿Se han notado los recortes en esta actividad?

-La crisis nos ha hecho mucho daño y los recortes se han notado muchísimo, por lo que hay que decir a los políticos que el socorrismo es la mejor inversión que pueden hacer por los ciudadanos, que es la seguridad. En algunos municipios han disminuido los efectivos, pero en otros como A Coruña y Oleiros no solo no ha disminuido sino que han aumentado, lo que se traduce en que no hay ahogados.