Cuando en julio de 2006 el Gobierno local coruñés arrancó el proceso para la creación de una nueva empresa municipal, justificó esta iniciativa por la necesidad de combinar la gestión privada con el "control y la calidad" que se aplica en el sector público. Pero lo cierto es que cuando se anunció la fundación de tres nuevas empresas municipales fueron numerosas las voces que alertaron del peligro que suponía un proyecto de este tipo, ya que estas sociedades suelen ser utilizadas para escapar a los controles administrativos.

La experiencia existía ya en Galicia, donde la Xunta gobernada por el Partido Popular había creado 21 empresas públicas cuya gestión fue criticada por la oposición, aunque cuando el Ayuntamiento coruñés se planteó fundar tres el gobierno autonómico estaba ocupado por socialistas y nacionalistas. El proyecto era además muy diferente del que finalmente se materializó, ya que el Gobierno local presidido por Javier Losada propuso una sociedad para la gestión del suelo municipal y la promoción de viviendas públicas, otra para la promoción de aparcamientos subterráneos y una tercera para la gestión de las instalaciones deportivas del Concello.

Las tres operarían como filiales de la Empresa Municipal Aguas de La Coruña (Emalcsa), cuya gestión era objeto de frecuentes quejas por parte de la oposición a causa de la falta de transparencia en su labor. Pero cuando a final de ese año culminó el proceso fue solo una, y no tres, la sociedad impulsada por el Concello como filial de Emalcsa. La Empresa Municipal de Vivienda, Servicios y Actividades (Emvsa) asumió todas las funciones proyectadas inicialmente para las tres compañías e incorporó otras, como la gestión del servicio Bicicoruña, aunque nunca llegó a gestionar suelo municipal ni promovió la construcción de una sola vivienda pública en sus casi diez años de existencia.

Desde su creación, promovió los aparcamientos de Matogrande, Sagrada Familia, As Conchiñas y del Materno Infantil -Centro Oncológico, así como el complejo polideportivo de O Castrillón. En este último campo se encarga de la gestión de las instalaciones deportivas de la fábrica de armas, cedidas durante cinco años por Defensa al Concello.

El Gobierno local del Partido Popular le encomendó además una nueva función, la tramitación de las multas de tráfico que no son abonadas en el periodo de pago voluntario, con el fin de agilizar su cobro. Esta actividad supuso para Emvsa una nueva fuente de ingresos que permite equilibrar sus cuentas, a las que perjudica de forma notable la gestión de Bicicoruña, ya que este servicio municipal le ocasiona cada año notables pérdidas que le impiden alcanzar la estabilidad financiera.