La reforma de Alfonso Molina, anunciada con insistente interés en el mandato del popular Carlos Negreira en el anterior Gobierno local, ha salido esta semana del atasco en el que se encontraba desde el cambio en la Alcaldía, cuando con la llegada de Xulio Ferreiro las propuestas defendidas por el Ejecutivo de Marea Atlántica y el Ministerio de Fomento evidenciaron diferencias que antes no había. En los últimos ocho meses y después de una serie de reuniones entre las partes desde finales de noviembre pasado, el proyecto acordado se revela como una alternativa de consenso más o menos equilibrada que satisface a unos y otros.

En este periodo, en el que hubo cambios de parecer, chocaron términos como "humanización" y "ampliación de carriles", espacios peatonales y vías de circulación rodada, asfalto y zonas verdes. Fomento ha tenido que ceder en sus aportaciones y el Ayuntamiento también, quizá un poco más. Sobre todo porque, con el argumento de que rechazaba el aumento de circulación en la principal avenida de acceso a la ciudad y preveía que el tráfico crecerá en los próximos años la tercera ronda, nunca fue partidario de que se sumasen carriles, al contrario que el departamento que dirige Ana Pastor.

Al final, el pacto refleja seis carriles de entrada y cinco de salida, frente a los cuatro actuales en cada sentido, entre el enlace con la autopista y el desvío a Pocomaco, y cuatro carriles como hasta ahora en el resto del tramo, hasta Ponte da Pedra. En la primera decisión prevalece el criterio del Gobierno estatal, con el que se persigue la eliminación de trenzados o cambios bruscos de carril; en la segunda, el del Ejecutivo municipal.

En el camino hacia el acuerdo definitivo se descartaron aspectos como una mediana arbolada, la reducción del ancho de carriles o actuaciones en San Vicente de Elviña, propuestas por Marea. Hubo en cambio entendimiento respecto a la mejora de accesos desde Lavedra a distintas zonas y barrios, construcción de pasarelas peatonales y, como reclamó con firmeza el Gobierno local, espacios para peatones, zonas verdes y un carril bici en los laterales.

Sobre esta futura decisión falta por determinar, no obstante, quién asumirá el gasto; la concesionaria de la AP-9, Audasa, costeará la reforma del vial con una inversión superior a 10 millones de euros a cambio de una subida adicional de los peajes del 1,5% durante veinte años, pero las nuevas zonas de los márgenes propuestas desde María Pita podrían ser financiadas por el Concello a través de un convenio con el Estado.

¿Qué iniciativas planteadas por el Gobierno municipal se mantienen finalmente en el proyecto? Una nueva parada de autobús en la terminación de la autopista y enfrente, junto a San Vicente de Elviña; un acceso al parque ofimático a través de un carril; un nuevo paso peatonal sobre la carretera que conduce al polígono de Pocomaco; la supresión de un vial para conectar la concesionaria Seat y el supermercado Lidl; además de los cuatro carriles de circulación entre el edificio Proa y Ponte da Pedra, justo donde empieza el tramo urbano de Alfonso Molina.

¿Y del Ministerio? La ampliación a cinco y seis carriles en el enlace con la autopista para evitar peligrosos trenzados, con dos de entrada directa en la AP-9; una vía de servicio desde la salida de los coches que proceden de Pocomaco en sentido salida de la ciudad hasta la entrada de la autopista y el desvío a A Zapateira; y remodelaciones en los accesos y enlaces de la avenida San Cristóbal y junto al edificio Proa. Fomento, como el Concello, también apostaba por la construcción de algún paso peatonal y por un carril bici y sendas peatonales separadas de la calzada principal.

La reforma de Lavedra, sobre la que el Gobierno de Marea muestra aprobación y el grupo municipal del PP atribuye mayor peso a las aportaciones del Ejecutivo estatal, aún no tiene fecha de ejecución. La intención del Gobierno central es licitar el proyecto este año y fuentes municipales apuntan un aumento de la inversión, aunque sin apuntar cantidades. Los plazos se desconocen. Pero al menos Lavedra parece que al fin se va a transformar.