-¿Cómo ha cambiado la formación de los socorristas en Galicia?

-Todo el cambio en la formación de los socorristas parte del decreto de la Xunta de 2012, que exige estar inscrito en un registro y para ello hay que tener un certificado de profesionalidad. Para conseguirlo hay dos vías, de las cuales una es la acreditación de competencias por quienes hubieran hecho cursos y trabajado, que se someten a una prueba para homologarse. Después está la vía de la formación para obtener el certificado, para la que nosotros nos homologamos como centro oficial desde 2012 y al año siguiente empezamos a impartirlos en las modalidades para 370 horas para piscinas y de 420 para playas y que este año acabamos de empezar a impartir. Estos cursos son para desempleados y totalmente oficiales, por lo que en cuanto se acaban pueden inscribirse en el registro y trabajar.

-¿Qué ha pasado con los socorristas que prestaban su labor hasta ahora? ¿Por qué faltan profesionales en las playas?

-Hay casi cinco mil socorristas inscritos en el registro de la Xunta, por lo que el problema creo que puede tener muchas causas, ya que mucha gente se homologó y estaba desarrollando otros trabajos. Tampoco sé si las condiciones laborales que ofrecen los ayuntamientos son las mejores. Nosotros reclamamos el reconocimiento social del socorrista por la Administración, ya que ha estudiado un curso de 400 horas con un nivel de exigencia físico y teórico muy alto que está vigilando la playa para que nosotros estemos tranquilos allí.

-¿Hay que concienciar a los ayuntamientos de la importancia de la labor del socorrista?

-Siempre insistimos a los ayuntamientos en la importancia del socorrismo, y más en aquellos que gran parte de sus recursos los obtienen porque en verano viene mucha gente a sus playas. Pero la formación de este personal deben hacerla en invierno, al igual que para evitar las riadas hay que trabajar en verano, de forma que al llegar junio los socorristas tengan la titulación y puedan trabajar de manera legal y reconocida.

-Pero Cruz Roja está impartiendo ahora esta formación, en plena temporada de verano.

-Nos hubiera gustado empezarla antes, pero la convocatoria salió en enero y se resolvió en mayo, por lo que empezamos a impartir el curso a finales de junio y acabaremos cuando termina la temporada de playas, de forma que quedarán 15 socorristas preparados para la temporada que viene, aunque lo ideal habría sido empezar en abril.

-¿Cubren todas las plazas de estos cursos?

-En cuanto el Servizo Público de Emprego nos envía los alumnos hacemos una prueba de selección y cubrimos las 15 plazas en los dos cursos que hacemos. También los hacemos de manera privada, el año pasado hicimos uno para piscinas y en enero haremos otro que permitirá obtener también la titulación para playas, lo que hará posible que puedan trabajar todo el año.

-¿Puede llegar a convertirse en una profesión estable?

-Desde que salió el decreto hacemos mucha labor de educación y sensibilización, porque hasta entonces el socorrista estaba visto como el estudiante que hacía un cursito y que se sacaba un dinero en verano. Pero eso ya se acabó, aunque nos preocupa que la sociedad no perciba al socorrista como un profesional del salvamento o de las emergencias. Lo ideal es que se combinen los dos certificados porque el socorrista va a ser mucho más demandado por los ayuntamientos y, además, va a poder trabajar en cualquier país de la Unión Europea. Hemos tenido alumnos que han ido a trabajar a Levante y Canarias que compiten en condiciones más ventajosas en los procesos de selección.

-¿Hay gente que no realice los cursos por la vía privada ante la falta de recursos?

-En la calle se dice que estos cursos son caros, aunque yo digo que son costosos porque el precio base son 1.500 euros y con los descuentos se quedan en torno a los 1.100. Es dinero, pero son cursos de unas 400 horas con el uso de piscinas de 25 metros de longitud y dos de profundidad, con uso de motos acuáticas y embarcaciones, además de docentes, por lo que su coste es muy elevado.

-¿Habría mayor demanda para realizarlos si hubiera ayudas de la Xunta?

-En la convocatoria que hemos hecho se ha quedado gente fuera, por lo que entiendo que sí habría más demanda si hubiera una vía de financiación pública. Pero comparando estos cursos con los que había antes, que eran de 100 horas y que costaba 200 euros, no los considero caros. Hay que advertir que en Lugo hay entidades que imparten los contenidos del certificado que exige la Xunta pero que no están homologadas y que lo ofrecen además online por 300 euros, cuando este curso no se puede hacer por internet.

-¿La formación del socorrista es solo enseñar a nadar a un joven forzudo?

-Hemos tenido en las pruebas de selección a gente muy forzuda que no nadaba bien y a gente que nadaba muy bien pero no como un socorrista. Los dos certificados existentes, para piscinas y playas, tienen como módulos comunes de formación la natación y los primeros auxilios, en los que hay examen teórico y práctico. Después viene los módulos de prevención de accidentes y de rescate, cada uno orientado a la piscina o a las playas.