Las banderas rojas clavadas en la orilla y los carteles que advierten de que el baño en los alrededores de la Coraza del Orzán está prohibido son insuficientes para algunos usuarios de los arenales de Riazor y Orzán. Fue el caso de una mujer que ayer ignoró todas las advertencias y se metió en el agua. Uno de los socorristas se acercó a la orilla para pedirle que saliese, pero la mujer tuvo más que decir y, sin dudarlo, volvió al agua. El socorrista continuó con sus tareas de vigilancia en la zona más peligrosa de los arenales debido a las corrientes, que arrastran a los bañistas mar adentro. Algunos parece que todavía no se han enterado.