La ría de O Burgo está cerrada desde ayer al marisqueo por los altos niveles de toxina lipofílica que arrojaron los últimos análisis realizados a los bivalvos del estuario, según refleja el parte del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar). El portavoz de la Agrupación de Mariscadores de a Pie, Manuel Baldomir, explica que es un proceso natural y que no es posible determinar cuánto tiempo tardarán los bivalvos en depurar esa toxina que los atenaza. "Parece que va a ir a más, porque las algas van en aumento y hay que esperar a que lo que trajo la naturaleza, la naturaleza se lo lleve", comenta Baldomir.

En vista de como se han comportado las toxinas este año en la ría, los mariscadores ya dan por perdido el mes de agosto, ya que tenían marcados los días 30 y 31 para faenar, pero no creen que el estuario esté libre de toxinas para entonces. En el mes de junio, los exámenes revelaron también altos niveles de toxinas y no fue hasta más de un mes después cuando los trabajadores pudieron volver a extraer bivalvos del arenal.

Como en ocasiones anteriores, este cierre de la ría de O Burgo llega en un mal momento para los mariscadores, ya que la marea de mañana y la de ayer eran especialmente buenas para los trabajadores. Y es que, hay mareas que bajan más que otras y son en esas en las que el agua llega a niveles mínimos en las que los mariscadores consiguen acceder a bancos productivos a los que no llegan todos los días y pueden faenar durante más tiempo.

Baldomir destaca que, a pesar de que no consiguen extraer de la arena todo el producto que les permite el cupo, durante los meses de verano estaban vendiendo a buen precio sus capturas. "Creo que, en lo que va de año, solo trabajamos tres meses enteros", en todos los demás sufrimos cierres, bien "por hidrocarburos o por toxinas", dice Baldomir, que lamenta haber perdido "tantos días de trabajo".

El plan de explotación permite a los mariscadores recuperar las jornadas laborales de las que no pudieron disfrutar durante los cierres, aunque esos días, según comentan los mariscadores, no serán igual de productivos que los que ellos habían marcado en su calendario de trabajo, ya que siempre eligen las jornadas con mejores mareas para sacarle el máximo rendimiento a los días en los que pueden bajar a la ría.

Durante este año, los mariscadores se enfrentaron por primera vez al cierre de la ría el 17 de febrero, por altos niveles de hidrocarburos, no volvió a abrir hasta el quince días después. En abril, se vetó el marisqueo el día 20, por toxina lipofílica, una prohibición que se levantó el día 30, aunque justo ese mismo día, los análisis de hidrocarburos dieron resultados positivos y no llegó a abrir. Lo hizo el 11 de mayo y volvió a cerrar el 26 de mayo, de nuevo, por toxinas, y tardó más de un mes en estar operativa. Los mariscadores volvieron al trabajo el 4 de julio.