Los mariscadores que trabajan en la limpieza del antiguo parque de Cumaga -antes Petrasario- prevén pedir a la Xunta más contenedores para acometer esta labor. Y es que se les quedan cortos los depósitos para acumular las toneladas de desperdicios que están retirando del fondo del estuario. En esta fase, los mariscadores tienen que eliminar el mejillón salvaje que ha crecido en la ría para, después, remover el sustrato y plantar semilla de almeja para que la parcela vuelva a ser productiva.

El portavoz de los mariscadores a pie, Manuel Baldomir, comentó ayer, que la limpieza de este segundo banco se está haciendo más dura y lenta que la del primero, la del parque Abella, porque "los contenedores están más lejos" y pierden mucho tiempo transportando en una embarcación los kilos de mejillón extraído.

En los tres días que los mariscadores llevan trabajando en esta parcela han llenado ya cuatro contenedores de doce toneladas y esperan llenar otros dos, por lo que prevén acabar entre hoy y el próximo lunes.

En sus planes está negociar con la Xunta para que consigne más depósitos en los que poder echar el material retirado de la ría porque, según explica Baldomir, una de las partes de esta parcela está "bien limpia", pero la otra necesita todavía más horas de trabajo y también contenedores en los que poder apilar todos los kilos de mejillón salvaje que impiden que la zona sea productiva. De ese modo, el antiguo "quedaría perfecta", según el portavoz de los trabajadores.

Durante la jornada de ayer, participaron en las labores de limpieza 41 mariscadores y, en la anterior, 42. Es una cifra superior a la de los trabajadores que se reunieron cuando empezó este proyecto, el 29 de agosto. Entonces, fueron 29 los mariscadores que acudieron a la cita con la regeneración de los parques privados.

Las labores de limpieza en la parcela Abella y en la de Cumaga se está haciendo a mano y acabarán entre hoy y el lunes, mientras que la del tercer parque la realizará con máquinas la Xunta, a través de la empresa pública Seaga.

Cierre del estuario

La ría de O Burgo está cerrada desde el pasado 19 de agosto, cuando la Consellería do Mar decretó la prohibición de la extracción de bivalvos por el alto contenido de toxina lipofílica que acumulaba el marisco. Es un proceso natural en las rías e, igual que llega, se va. No hay ningún antídoto contra esta contaminación, por lo que los mariscadores deben esperar a que los resultados bajen para que la Xunta levante el veto a la extracción.

No es la primera vez que la ría de O Burgo está cerrada este año. El 17 de febrero, los análisis dieron valores altos en hidrocarburos, por lo que el marisqueo estuvo vetado durante quince días. En abril, el día 20, el motivo del cierre fue la toxina lipofílica, la prohibición de faenar se levantó el día 30, aunque justo ese mismo día, los análisis de hidrocarburos dieron resultados positivos y la ría ya no llegó a abrir. Lo hizo el 11 de mayo y volvió a cerrar el 26 de mayo, de nuevo, por toxinas, y tardó más de un mes en estar operativa. Los mariscadores volvieron al trabajo el 4 de julio.