La próxima semana se sentarán en el banquillo de la Audiencia Provincial los tres georgianos acusados de perpetrar la oleada de asaltos en pisos durante el verano de 2014. La Fiscalía les imputa 31 asaltos en viviendas de A Coruña y reclama que sean condenados a 7 años y tres meses de cárcel como autores de un delito continuado de robo con fuerza en las cosas y de otro de constitución de grupo criminal. Los objetos que sustrajeron en los inmuebles fueron valorados en 197.189 euros. Junto a los tres sospechosos serán enjuiciados dos hombres y una mujer imputados por recibir parte del botín "a sabiendas de su procedencia ilícita y con el objetivo de enriquecerse". El Ministerio público demanda que cada uno de ellos sea sentenciado a 15 meses de prisión por cometer un delito de receptación.

Los procesados, según el escrito de calificación elaborado por el Ministerio público, se desplazaron a principios de julio de 2014 a la ciudad "con la finalidad exclusiva" de asaltar inmuebles "de manera indiscriminada". El fiscal sostiene que tenían "conocimientos específicos" sobre técnicas de apertura de puertas de domicilios y, tras acordar repartirse los objetos robados, alquilaron un piso en Os Mallos para empezar a operar. Durante los meses de julio y agosto de 2014 se denunciaron 200 robos en casas de la ciudad. La Policía Nacional atribuyó muchos de los asaltos -102- a la banda de georgianos, si bien la próxima semana solo serán enjuiciados por 31.

Los procesados, que permanecen en prisión provisional, fueron detenidos a finales de octubre de 2014 en una operación conjunta entre la brigada de la Policía Judicial de Galicia y los Mossos d'Esquadra. Los agentes arrestaron a siete sospechosos, dos en A Coruña y cinco en Hospitalet de Llobregat. Parte del botín sustraído en las viviendas fue localizado durante los registros realizados en Cataluña y en un inmueble de la ciudad, en cuyo interior decomisaron dinero en efectivo, ropa, relojes, joyas y dispositivos electrónicos, entre otros objetos.

En concreto, los agentes se incautaron de efectos de ocho pisos, de los cuales seis estaban situados en la zona centro y, los otros dos, en O Castrillón y Os Mallos. La jueza que instruyó el caso también los acusó en un auto de ser los autores de los asaltos cometidos el 22 de agosto en varios pisos de un inmueble de la avenida de Alfonso Molina y en la calle Santa Lucía, así como el ejecutado el mismo día en otro edificio de Alfonso Molina. Los agentes de la Policía Nacional que investigaron los hechos situaron los teléfonos móviles de los procesados, según el auto judicial, en los domicilios los días que fueron asaltados.

Los agentes también se incautaron de máquinas que presuntamente utilizaban los sospechosos para determinar si las joyas robadas eran de oro auténtico. Los detenidos, según informó entonces el 091, guardaban una bolsa de basura con piedras y otros elementos desmontados de las piezas de oro para fundir el metal y venderlo al peso. Parte de los objetos fueron reconocidos por sus propietarios. El resto, no fueron recuperados. De hecho, la Fiscalía demanda en su escrito de calificación que los tres procesados indemnicen a 29 de las víctimas con 194.000 euros por los efectos que no recuperaron y el importe que algunos gastaron en reparar los desperfectos que les ocasionaron en las puertas.

Los grupos organizados que robaron en los domicilios coruñeses estaban formados, según la Policía Nacional, por ciudadanos croatas y georgianos que se instalaban en la urbe unos días. Sus miembros pasaban inadvertidos en los vecindarios, vigilaban pisos y aprovechaban las salidas de sus propietarios para forzar las puertas y llevarse objetos de valor, sobre todo joyas y dinero. Tras dar los golpes en A Coruña, se desplazaban a otras localidades de España.