El área de Medio Ambiente busca cómo mejorar la calidad del estanque de Eirís, situado en el extremo sureste del parque del barrio. La circulación del agua es "claramente insuficiente", según el departamento, causando turbidez y falta de oxigeno en el pequeño lago. Plantea un proyecto que mejore las condiciones de vida en el lugar. Para solucionar las carencias actuales, el departamento propone una obra en el estanque que potencie la recirculación del agua en su interior. Según figura en el pliego del concurso para realizar los trabajo, se instalarán tres puntos de captación de agua mediante bombas sumergidas con otros tres puntos para la salida del agua.

El informe técnico explica que la calidad del agua depende siempre del oxígeno que tenga, que a su vez está condicionada por la climatología, la estación del año o el uso del estanque. El oxígeno disuelto en el agua proviene de dos fuentes, atmósfera y fotosíntesis. Esta última es la fuente principal y un proceso que se ve afectado por la luz que llega a la vegetación y, por tanto, por los días nublados. Por otro lado, el oxígeno atmosférico es el que se capta con el contacto con la lámina líquida. Su difusión y disolución, señala el informe técnico, constituyen un proceso muy lento, que se puede mejorar usando métodos de aireación, la base del plan de Medio Ambiente. El plan propone combinar una aireación mecánica con otra por gravedad (cascada). Según el proyecto ya publicado, "es de vital importancia que estos tres puntos de entrada se integren completamente en el entorno".

Cuando el Ayuntamiento construyó el parque de Eirís en el año 2003, se diseñó este pequeño lago artificial, con fondo de hormigón impermeabilizado aprovechando un manantial que había en el lugar. Querían crear, no solo una "simple acumulación de agua", sino un "humedal natural". En su creación, se usaron especies vegetales silvestres autóctonas con el objetivo de atraer "una gran variedad de fauna silvestre", que encontrasen ahí "refugio y alimento directo". "Este espacio tiene además una importancia incalculable para la reproducción de las especies", señalan los técnicos. En el estanque existen aves acuáticas como ánades, patos buceadores y pollas de agua. En él, se habían liberado también varias especies de anfibios (ranas verdes, tritones y sapillos). Los técnicos matizan que, en estos momentos, habitan en el estanque "una cantidad ingente de tortugas". Soltaron peces pero, con el problema de oxígeno, su población no se desarrolló.

"En definitiva, nos encontramos con un estanque naturalizado que cuenta con todos los factores para contener un ecosistema privilegiado, con masas de plantas silvestres de gran vivacidad, con un aspecto natural que atrae asimismo a multitud de especies animales", describen. Sin embargo, añade el análisis de la zona, "no alcanza su máximo potencial por una falta de oxigenación del agua". Su aspecto, lamentan, oscuro y turbio.

La causa del problema existente es que el único punto de entrada de agua está en un pequeño regato, cuyas aguas vienen canalizadas desde la fuente de manantial existente a unos sesenta metros. Tras analizar su escaso caudal, Medio Ambiente ve totalmente necesario favorecer el movimiento de agua en el interior del estanque. ¿Cómo? Con bombas sumergidas que alimenten las reentradas del agua hacia el interior. Serán tres y tendrán dimensiones "moderadas" para que no se aprecien en el exterior. Una de ellas se usará para potenciar el manantial que alimenta el lago y los otros dos se situarán en la zona más alejada de este a modo de cascadas artificiales de metro y medio de altura.

La actuación hidráulica, advierten, provocará cambios en la configuración de la flora y la fauna del entorno del estanque. El concurso propone, adicionalmente, una serie de cambios para "optimizar la integración del entorno con el mismo". Se eliminarán plantas invasoras, "que no deberían estar en ningún caso", y se trabajará sobre la vegetación específica de ribera, "reequilibrando su dimensionado y extensión actual". Del mismo modo, Medio Ambiente ampliará el arbolado existente, para formar "pequeñas masas arbóreas que puedan crear entornos de sombra" para evitar que haya "sensación de árboles aislados" sin conexión con el ecosistema. Una vez adjudicado el contrato, licitado por casi 30.000 euros, la empresa adjudicataria tendrá un mes para ejecutar la instalación.