Los conductores cuyos vehículos de grandes dimensiones quedaron encajados en el túnel de María Pita en los últimos meses se enfrentan a sanciones de tráfico por las infracciones cometidas y al pago de los daños causados en las instalaciones del vial subterráneo, que en algunos de los casos fueron cuantiosos.

Desde la apertura al tráfico del túnel de O Parrote el pasado 31 de marzo, medida que se acompañó de la prohibición de circular por la superficie de la Marina, han sido seis los casos de vehículos que se quedaron atascados al intentar atravesar el subsuelo de María Pita, varios de los cuales no solo hicieron caso omiso de las señales de gálibo, sino que además rebasaron la línea continua que separa los carriles que se dirigen a las salidas de As Atochas y San Antón.

El conductor que cometa esta última infracción se enfrenta a una sanción mínima de 200 euros, ya que se considera una falta de carácter leve, aunque su compañía de seguros debe hacerse cargo del coste de la reparación de los servicios e infraestructuras que dañe al quedar atascado en el túnel. El primer incidente de este tipo ocurrió dos meses y medio después de que se prohibiese transitar por la Marina, el 21 de junio, cuando un autobús procedente de Allariz que se dirigía con escolares al Aquarium Finisterrae dudó en el último momento y, en lugar de salir por San Antón, optó por hacerlo por As Atochas.

El exceso de altura del vehículo hizo que se llevara por delante el cableado que recorre el túnel de María Pita a la altura de la entrada al aparcamiento subterráneo, en el que resultó dañado el de tipo óptico empleado por el sistema de cámaras de seguridad. Tres días más tarde, en la madrugada del día de San Juan, un camión cuyo conductor dio positivo en el control de alcoholemia posterior, intentó salir por As Atochas pese a que la altura de su vehículo se lo impedía, lo que causó daños en los cables de la electricidad y las cámaras, así como en una tubería de agua.

Hubo que esperar casi un mes para que se repitiera un suceso de este tipo, ya que el 16 de julio otro camión dañó levemente las infraestructuras del túnel al elegir la salida incorrecta. Pero solo tres días más tarde, un camión entró por la plaza de As Atochas -el único caso entre todos los ocurridos- y nuevamente cortó los cables del suministro eléctrico. El 26 de julio una furgoneta que transportaba ventanas de grandes dimensiones estuvo a punto de causar un nuevo incidente, aunque al golpear con las cadenas colgadas del techo del túnel que advierten de la altura permitida, pudo frenar a tiempo y dar marcha atrás.

Último caso

El pasado miércoles se produjo el hasta ahora último caso, la entrada de un camión que al llegar al ramal de María Pita seccionó la tubería de agua. Las cámaras de seguridad revelaron que justo antes del desvío entre San Antón y As Atochas, el vehículo rebasó la línea continua de la calzada.

La sucesión de casos de vehículos atrapados en el túnel llevó al Concello a mejorar la señalización sobre la altura del túnel, para lo que se instalaron indicadores en las entradas por Avenida do Porto y la plaza de As Atochas, así como en la avenida de Linares Rivas y en la calle de la Torre, de forma que quienes pretendieran acceder al vial con un vehículo de gran tamaño tengan tiempo a tomar una ruta alternativa.

Tras la instalación de las nuevas señales se produjo un periodo sin nuevos incidentes, ya que entre finales de julio y esta misma semana no había ocurrido otro caso. La constatación a través de las cámaras de seguridad de la maniobra irregular realizada por el conductor del último suceso revela que pese a la visibilidad y reiteración de los indicadores que alertan de la altura máxima permitida, algunos conductores cuyos vehículos la superan las ignoran y optan por salir hacia As Atochas.