Las obras de la Xunta para reformar el colegio Ramón de la Sagra no llegan en buen momento para la comunidad escolar, con el curso ya empezado y con las clases extraescolares acomodadas en el centro. La dirección comunicó a los padres que las reformas comenzarán mañana y que el cambio de cubierta -que implica la retirada de amianto- se realizará por las tardes o los fines de semana con el centro vacío.

Estas obras tienen que estar acabadas el 31 de diciembre, ya que dependen de financiación europea y esta es la fecha límite de ejecución. El tesorero de la Asociación de Nais e Pais de Alumnos (ANPA), José Ramón Naya, defiende que los trabajos tendrían que haberse ejecutado en el periodo no lectivo, desde el 22 de junio al 10 de septiembre. La Consellería de Educación, sin embargo, no licitó la obra hasta el mes de junio, por lo que los trabajos no empezarán hasta mañana. La Xunta asegura que para las obras del Ramón de la Sagra, como para todas "las que se ejecutan durante el curso", se "extremarán las precauciones y las medidas de seguridad" y que se "intentará" actuar, "en la medida de lo posible" fuera del horario de clase.

Algunos de los padres han propuesto manifestarse en contra de que los trabajos se realicen con los niños en el centro e, incluso, han hablado de no enviarlos al cole durante los días en los que se efectúen las tareas de retirada de las placas de fibrocemento (uralita) y las jornadas posteriores, ya que temen que se desprendan partículas y que afecten a los menores. Puesto que la educación es obligatoria en estas edades, los padres tendrían que alegar que sus pequeños están enfermos para no mandarlos a clase. Este posicionamiento no es general, ya que los padres no han llegado a ningún acuerdo entre ellos ni con la asociación que los representa.

El tesorero del ANPA plantea, además, un problema añadido a la ejecución de las obras a estas alturas del año y es el de la ubicación de las actividades extraescolares. Naya indica que, sobre la mesa, no está la posibilidad de suspenderlas, ya que cuentan con la alternativa de moverlas a otros centros cercanos, como el María Pita, aunque los afectados todavía no tienen muy claro cómo va a ser este proceso ni quién se encargará del traslado del material y de los niños a estas instalaciones provisionales.

Según consta en la circular enviada por el ANPA a los padres de los alumnos -y que es un resumen de una reunión mantenida con técnicos de la empresa adjudicataria, la Administración, el centro y representantes de los padres-, las obras se realizarán por plantas y tendrán como objetivo cambiar la cubierta, los ventanales, el revestimiento de la fachada, la pintura interior, las luces y el aislamiento acústico.

El espacio de la planta baja se dividirá en dos, de forma que, primero, se ejecutarán los trabajos en el ala izquierda y, después, en la derecha. Para acoger a los alumnos que se vean afectados por la actividad de los obreros, se han habilitado como aulas provisionales la sala de juegos de infantiles, la biblioteca, la clase de informática y la de música. Durante este primera etapa, se realizarán también obras en el exterior del centro. En este comunicado, el ANPA explica también que las casetas de los obreros se montarán en el patio infantil, al que los pequeños no tendrán acceso.

El ANPA asegura que estará vigilante para que se cumplan todas las medidas de seguridad y, en su comunicado, pide "tranquilidad" para que la obra se realice de la forma "menos traumática posible".