Hasta este viernes 4 de noviembre 368 de las 609 usuarias atendidas por primera vez que acudieron desde el 1 de enero al Centro de Información a la Mujer (CIM) de A Coruña habían sido maltratadas por sus parejas, un 60%. En el mismo periodo del año pasado fueron 405 víctimas de violencia de género entre 627 mujeres atendidas (el 65%), y en 2014 la cifra fue de 442 de 637 (el 69%). La media de estos periodos de algo más de diez meses en este año y los dos anteriores arroja un porcentaje del 65%, un preocupante índice que reconoce la directora del CIM, Beatriz Rico.

Los números alcanzan mayor relevancia cuanto más se visualizan socialmente las respuestas contra las agresiones machistas y noviembre es un mes especial para la causa. El 25 es el Día Internacional de la Lucha contra la Violencia de Género, fecha de denuncia y reivindicación en las calles a la que el CIM, uno de los centros o entidades que en la ciudad combaten las desigualdades de género, llega con unos niveles de usuarias víctimas de situaciones violentas muy parecidos a los de los demás años desde el comienzo de década.

El centro municipal de atención a la mujer ofrece un trabajo multidisciplinar de asesoramiento psicológico, jurídico y social a sus usuarias y, además de prestar apoyo distinto a las mujeres maltratadas, desarrolla campañas de sensibilización y servicios a las familias con dificultades económicas a través de cursos y talleres encaminados a proporcionarles salidas laborales y conciliación familiar.

El trabajo diario de los últimos años en el CIM revela, según Rico, nuevos perfiles en sus usuarias víctimas de violencia machista y factores cada vez más frecuentes que contribuyen a "agudizar" conflictos familiares que derivan en agresiones físicas y psicológicas. "La esencia de la violencia es la misma, la dominación, pero a ello ayuda ahora el mal uso de nuevas tecnologías o el aumento de casos de acoso entre niños en las escuelas. Lo que sí estamos tratando más últimamente son casos de mujeres con una vulnerabilidad importante: nos referimos a personas con formación baja o sin ella, que se han quedado sin ingresos y buscan empleo y, lo que es más grave, que se sienten aisladas socialmente, algo que dificulta su inserción más allá de los trabajos estereotipados", explica la directora del CIM.

Para obtener información o ayuda psicológica o denunciar una situación de maltrato, acuden al centro sobre todo mujeres de entre 30 y 55 años, generalmente en precaria situación económica; jóvenes o de mayor edad, pocas. Unas lo hacen por iniciativa propia, otras son derivadas por otros centros y asociaciones. Y quienes recurren al CIM pronto tienen por lo general más posibilidad de asimilar la ayuda con más eficiencia que cuando los casos de violencia de género son duraderos y se "cronifican".

Psicólogas, trabajadoras sociales y abogadas intervienen en el centro municipal atendiendo a las usuarias las veces que sean necesarias. "La labor más difícil es la psicológica porque todo maltrato o violencia machista empieza siendo psicológica", señala Rico. De ahí que el esfuerzo combativo contra las desigualdades de género deba -insiste esta profesional- enterrar mitos y estereotipos que hacen daño o desacreditan a las mujeres: "falsedades" como asegurar que toda violencia de género es doméstica, dar por sentado que las víctimas enfrentan a sus hijos contra el padre o afirmar que las mujeres maltratadas no denuncian a sus agresores porque los aman. Y una advertencia, añade Rico: son también numerosas las denuncias por violencia machista que en realidad no revelan situaciones que se correspondan con maltrato.