Convertir la vieja cárcel en una instalación con usos sociales y culturales es una de las opciones, quizá la que tiene más fuerza, que analiza el Gobierno local mientras termina de negociar con el Ministerio del Interior el convenio por el que el Concello contará con una cesión temporal de uso del edificio. Para conseguir este reto el Ejecutivo de Marea tiene un modelo cercano en el que inspirarse o al menos apuntar lecciones: la antigua prisión de Lugo, cuya rehabilitación para transformarse en un centro sociocultural ha sido proyectada por el estudio coruñés Creus y Carrasco. El arquitecto Juan Creus señala diferencias entre ambos penales, pero advierte potenciales usos distintos en algunas de las dependencias de la cárcel coruñesa y precisa, sobre todo, que cualquier pequeña intervención en el inmueble necesitará un proyecto arquitectónico serio debido a su actual deterioro.

La reforma de la cárcel de Lugo aún no ha concluido. El concurso se resolvió en 2009, los trabajos comenzaron en 2012 y la última previsión del Concello era inaugurarla a finales de año. La idea es que sea un centro social y cultural con auditorio, camerinos, biblioteca, espacios expositivos, una tienda y una cafetería-mirador. En A Coruña el Gobierno de Marea baraja que una parte del penal acoja actos culturales y artísticos, sin descartar que otras áreas sirvan para servicios sociales o educativos. Deben definirse esos usos, así como la gestión del edificio durante el tiempo que dure la cesión. Pero el Concello trata el asunto con discreción y ni siquiera se conoce cuándo se cerrará el convenio con Interior ni cuándo comenzarán los trabajos de acondicionamiento.

Creus opina que los espacios comunes de la cárcel coruñesa ofrecen la posibilidad de habilitar "zonas para exposiciones y charlas, un pequeño auditorio, un archivo, una zona de administración y otra para mostrar la historia de la prisión". "Aunque serían algunos servicios similares a los de la cárcel de Lugo, los edificios rehabilitados diferirían en la participación del ciudadano si es que en A Coruña se le quiere dar protagonismo a ello, ya que el proyecto de Lugo tendría menos intervención de los vecinos", matiza el arquitecto.

Creus apunta que el inmueble coruñés es mucho más grande que el de Lugo, que está situado dentro de las murallas históricas. En 2011, durante el Gobierno local bipartito, se utilizó por última vez tras dos años de uso temporal, aunque solo unas pocas dependencias. El deterioro del conjunto, con humedades, caída de cascotes de la fachada, desprendimientos en parte de las cubiertas y otras patologías que obligaron a hacer reparaciones al Ejecutivo anterior del PP, obliga, según Creus, a una severa intervención cualquiera que sea su ámbito de uso: "Al ser tan grande el edificio y tener problemas de desgaste, cualquier cosa que se haga dentro necesita ser reglada con un proyecto arquitectónico". Ahí entraría otro factor que el Gobierno local también estudia: la financiación.