La contaminación acústica por tráfico se concentra generalmente en las principales vías de acceso y salida de una ciudad, donde los vecinos de su entorno padecen a diario un exceso de ruido que exige la intervención de las administraciones. El Ministerio de Fomento, a través de la Dirección General de Carreteras, ha elaborado mapas de ruido en viales de su competencia. Localiza en la ciudad ocho tramos de conflicto acústico entre la avenida Alfonso Molina (AC-11) y la avenida de A Pasaxe (AC-12), dos viales de la red estatal con un tráfico anual superior a los tres millones de vehículos. En ambas avenidas hay tres tramos con niveles excesivos de contaminación sonora que, según los informes, afectan a 2.510 personas.

Los datos aparecen recogidos en el Plan de Acción contra el Ruido que está preparando el Ministerio de Fomento, basándose en mediciones de 2012 y 2013. Lavedra presenta seis partes de su recorrido con alto o bajo grado de conflictividad sonora: las más críticas son el recorrido entre el cruce con la Ronda de Outeiro y el campo de la Leyma, donde 1.103 vecinos conviven con un volumen de ruido superior al objetivo de calidad acústica (OCA), y entre los accesos desde la avenida San Cristóbal o a Matogrande y el desvío a Pocomaco, con 499 afectados; los demás tramos, hasta el puente de A Pasaxe, son menos problemáticos acústicamente y la población perjudicada por el ruido del tráfico es menor.

Otro punto de excesiva contaminación acústica se sitúa entre el comienzo de la AC-12 en la Casa del Mar y la zona del mirador de Os Castros, con 908 afectados por la circulación de vehículos. El otro tramo de la avenida de A Pasaxe que transcurre por la ciudad, hasta el colegio Santa María del Mar, tiene un grado medio de conflicto que afecta a 230 personas; los otros dos tramos de la AC-12 entran en los concellos de Oleiros y Cambre.

La continuación del plan de acción estatal contra el ruido recoge diferentes propuestas encaminadas a rebajar los niveles de ruido a menos de 65 decibelios en esas zonas de saturación de tráfico y a menos de 55 en el exterior de los edificios residenciales de esos entornos. Para los tres tramos de mayor conflicto en A Coruña se decanta por lo que denomina "actuaciones complejas" o acciones combinadas, que pueden exigir inversiones económicas importantes y modificaciones de la infraestructura.

Estas medidas para alcanzar los objetivos de calidad acústica establecidos van desde la reducción de velocidad y cambio de pavimento hasta la instalación de barreras y cubiertas parciales y totales de la carretera, la construcción de glorietas y la modificación del trazado. El coste de estas actuaciones es elevado, pero la rentabilidad ambiental es muy alta por el gran número de personas beneficiadas. El plan de Fomento estima un presupuesto de 7,1 millones de euros para los dos tramos de Alfonso Molina y de 6,1 millones para el de A Pasaxe.

A la hora de dar prioridad a estos futuros trabajos, el proyecto estatal establece criterios económicos y advierte de que las acciones complicadas provocan interrupciones prolongadas del tráfico o incluso remodelaciones de la infraestructura, por lo que se decanta por ejecutar antes medidas como reducir la velocidad máxima de circulación a través de señalizaciones fijas y variables, radares de control, ralentizadores, rotondas o bandas sonoras, que calcula que costarían entre 5.500 y 420.000 euros. En el caso de Lavedra, Fomento tramita una reforma que, tras las negociaciones con el Concello, incluye medidas para humanizar y, por tanto, reducir el impacto acústico de la circulación sobre la población. Actualmente el plan está en fase de redacción, con los cambios acordados.