Para Sonia García, de la Asociación Coruñesa de Esclerosis Múltiple (ACEM), los cuadros que cuelgan en Adegas Abica y que llevan su nombre son algo más que dibujos hechos con arena teñida. Forman parte de un tiempo de su vida en el que la enfermedad "es secundaria", nacen de las horas en común con otras compañeras, de pensar que no podría inmortalizar los paisajes africanos y de ver cómo, poco a poco, lo consigue. Las obras de arte creadas por usuarios de ACEM cuelgan en Adegas Abica, en Riego de Agua; en el restaurante Manguaça está el making of del documental Sabores, una película que recorre, a través de la memoria gustativa, la historia de los usuarios de la asociación Migrantes y que se podrá ver el jueves, en el local. Sus obras son una pequeña muestra de las actividades programadas por el festival Diversidarte, que reúne a trece asociaciones con usuarios en exclusión social y saca sus potencialidades a la calle. El objetivo de Poten100mos, la entidad organizadora, es precisamente ese, que los que están fuera del sistema encuentren un resquicio por el que colarse para dejar de verse diferentes y que los demás les vean como iguales.

Cuenta Carmen Pardo, de ACEM, que en las clases de manualidades no se habla de la enfermedad, todos saben ya que es degenerativa y que "es muy importante tener la mente ocupada", así que, eso hacen, con hilos, con arenas de colores o con lo que les pongan entre manos, porque así se sienten "útiles" y se reivindican como "algo más que personas enfermas". La terapeuta ocupacional de ACEM, Candela Presedo, pone el foco sobre los beneficios "tanto a nivel físico como social" de las participantes en las actividades y en que sus trabajos puedan salir de las paredes de sus casas para que quienes se den de bruces con la enfermedad sepan que no todo está perdido.

Araceli Balseca nació en Ecuador y, para el proyecto Sabores, eligió una receta de langostinos con patacones. "Allí básicamente comemos mariscos, yuca y plátano, es comida de pobres, pero también la que se extraña", explica y es que, para los integrantes del colectivo Migrantes, la comida modesta, la de la olla enorme aunque llena de alimentos muy humildes está siempre asociada "a gente pasándolo bien", a reunión, a estar "todos juntos" aunque vengan mal dadas. Una muestra de esas recetas se podrá degustar el jueves en Manguaça, en la calle San José, a partir de las 21.00 horas. Allí se podrá adquirir también el recetario de Sabores, a un precio de cinco euros, que irán destinados a las víctimas del terremoto de Ecuador.

Para Max Ferreiro Schreiber, que vivió siempre en Düsseldorf hasta que se vino en busca de sus raíces a A Coruña, la ensalada de patata es volver a casa y para Carlos, que también forma parte de Migrantes, el viaje por los sabores iguala a los que se sienten diferentes. "Con la comida y con la música pasa algo muy curioso, que personas que no hablan un idioma común pueden comunicarse y disfrutar", resume. Defiende que la migración es natural, algo frente a lo que no debería sentirse intolerancia, por formar parte del género humano. "Las fronteras nos las hemos inventado", sentencia Yosi.

El festival Diversidarte comenzó el viernes 16 y ha involucrado a quince locales de la ciudad, está amadrinado por Rosa Cedrón y mantendrá hasta el viernes, 30 de diciembre, arte en sus paredes. Están, por ejemplo, los óleos con los que los integrantes de Papermoon 2.0 plantan batalla al párkinson cada día, en Five Elephants, las obras de Casco... Esta noche, a partir de las 21.00 horas, en El Ambigú, se celebrará un vídeo-fórum con entrevista a Jacqui Dillon, sobre salud mental, a cargo de Radio Prometea, una asociación cultural orientada a la promoción de la autonomía de las personas con diagnósticos psiquiátricos. Diversidarte llegará a su fin el próximo viernes con una macrosesión Biodanza, a cargo de Isabel Zas Anventín, y con la proyección de Vibralúas, en el Ar T Café.