La noche de fin de año comenzó con un tremendo chasco para los 250 jóvenes que habían adquirido entradas para la fiesta que iba a celebrarse en la sala Leclub, situada en la calle Rey Abdullah, ya que fue suspendida por el propietario del local ante el impago de la cantidad acordada por la persona que organizaba el acto. La Policía Local levantó actas de lo sucedido ante las quejas presentadas por los perjudicados, que reclaman la devolución los 40 euros que habían pagado por adelantado.

Algunos de los asistentes disponían de autorizaciones paternas para entrar, ya que en la fiesta iba a servirse alcohol, y con este documento trataban de impedir posibles denuncias, tras el incidente ocurrido recientemente en el Playa Club, donde la Policía Local denunció a 18 menores, cuatro camareros y el director del establecimiento al constatar que se servían bebidas alcohólicas a personas con menos de 18 años.

El propietario de Leclub, Rubén Antelo, explicó ayer que no tiene ninguna relación empresarial con el organizador de la fiesta de fin de año, del que solo sabe que se llama Andrés Martínez y quien le propuso en septiembre alquilar el local para el 31 de diciembre. Al plantearle en noviembre organizar otra en mayo con la asistencia de menores, le respondió que no le interesaba y le advirtió de que en la de fin de año no quería que hubiera personas de estas edades.

Pese a esta advertencia, Martínez insistió el pasado viernes en permitir la entrada de menores y sugirió distinguirlos mediante pulseras de diferentes colores, según Antelo, por lo que éste optó el mismo sábado por suspender la fiesta, ya que no había recibido el dinero pactado y temía problemas por la presencia de los menores en una fiesta en la que se iba a servir alcohol. El propietario de la sala aseguró que él es uno más de los perjudicados, ya que perdió la noche de fin de año y no cobró la cantidad acordada.

Durante la noche de fin de año no se produjeron incidentes de importancia en la ciudad, ya que en el Hospital Universitario se atendió una decena de casos de intoxicaciones etílicas. Numerosas personas acudieron a Betanzos para terminar la noche y participar en la tradicional feria de año nuevo, que contó con una nutrida asistencia.

Los agentes municipales también acudieron ayer a la antigua Comandancia de Obras para vigilar el desarrollo de la fiesta organizada por los okupas que permanecen en este recinto desde hace semanas. Los policías comprobaron que el número de personas era muy reducido y que apenas generaban ruido perceptible desde el exterior. La Policía Local no recibió quejas por molestias y tan solo hubo dos llamadas que se interesaban por saber si se actuaría contra los okupas.

Los agentes se personaron en la Comandancia el pasado viernes tras la denuncia presentada por el Ministerio de Defensa a través del Cuerpo Nacional de Policía, aunque ya habían acudido días antes tras la que planteó la Asociación Provincial de Hostelería a través de la Axencia Galega de Turismo. En ese primer caso, la Xunta decidió inhibirse al entender que la competencia es del Ayuntamiento, por lo que la Policía Local se presentó en el lugar e informó a los okupas de que si pretendían organizar una fiesta debían cumplir la normativa vigente.

El abogado de estas personas explicó a los policías que no le podían aplicar esa normativa porque se trataba de una fiesta privada en la que no se iba a cobrar, aunque al trasladar los hechos al juzgado debe ser este órgano el que decida si se cumplieron las disposiciones legales.