El Cuerpo Nacional de Policía inició ya las investigaciones para tratar de determinar si el organizador de la fiesta de fin de año que debía celebrarse en la sala LeClub fiesta de fin de añosala LeClubcometió algún delito, ya que los 250 jóvenes que habían adquirido entradas al precio de 40 euros presentaron reclamaciones al no haberse celebrado el acto y no recibir explicaciones, puesto que quien les vendió las localidades no contestó sus llamadas telefónicas.

Este periódico intentó ponerse en contacto en reiteradas ocasiones sin éxito con el promotor de la fiesta, Andrés Martínez, quien manifestó su intención de denunciar al propietario de LeClub, Rubén Antelo, por negarse a abrir la sala al no haber recibido los 1.200 euros acordados como alquiler del local, así como por la intención de permitir el acceso a menores cuando en el recinto iban a servirse bebidas alcohólicas.

Antelo declaró ayer a este diario que Martínez asegura que le dio 200 euros como señal del alquiler, aspecto que él niega, al igual que ya había dejado bebidas alcohólicas en la sala. Esta última afirmación supone, según el propietario de LeClub, el reconocimiento de que pensaba servir licores a menores de edad desde que en septiembre le propuso organizar la fiesta de Nochevieja en su local.

Según Antelo, la primera comunicación que tuvo sobre la posible presencia de menores en la sala la recibió el 27 de diciembre a través de un whatsapp que no pudo leer hasta dos días después por encontrarse enfermo. En ese mensaje, Martínez le informaba de su deseo de no servir alcohol a quienes no tuvieran 18 años debido a la intervención policial realizada en el Playa Club, donde fueron denunciados 18 jóvenes, cuatro camareros y el director del local al comprobarse que se les proporcionaban bebidas espirituosas a los menores.

Antelo aseguró que Martínez organizó en la noche de fin de año "otras cuatro o cinco fiestas" en las que supuestamente también se habría servido alcohol y destacó que los 40 euros que cobró a los asistentes a la que pretendía realizarse en LeClub son una prueba de que todos iban a consumir licores, al margen de la edad que tuvieran, lo que también consideró confirmado por la insistencia de Martínez en trabajar con sus propios camareros.

El propietario de LeClub descarta reclamar judicialmente a Martínez por incumplimiento de contrato porque el acuerdo que alcanzó con él fue verbal y porque los gastos de abogado superarían la posible indemnización que tendría derecho a recibir. En el perfil de Facebook de la sala, su propietario explica que las únicas condiciones que pone para admitir fiestas privadas en el local es el abono de un alquiler y la negativa a la entrada de menores, ya que asegura que la legislación se lo impide, incluso aunque los jóvenes aporten una autorización de sus padres o estén acompañados por un tutor.

Antelo informa también de que intentó hasta el último momento que la fiesta se celebrase pero que no le fue posible al no recibir el pago del alquiler por parte de Martínez y no contar con garantías sobre la inasistencia de menores. El propietario de la sala aclara también en Facebook que no tiene nada que ver con la venta de las entradas realizada por el organizador de la fiesta.