-El último estudio del Instituto Galego de Estatística revela que el número de hogares con una sola persona supera el 25% en la ciudad. ¿A qué se debe?

-Sería necesario saber la distribución de los hogares unipersonales por edad, pero ese dato solo lo hay para Galicia, no para A Coruña. A nivel gallego, lo que indica este estudio es que los hogares con una única persona de más de 65 años aumentaron, pero no son los que más lo hicieron, porque estos hogares representaban antes el 59% y ahora el 53%. Es decir, que hubo otros hogares unipersonales, de edades inferiores, que crecieron aún más.

-Es decir, que no este aumento no se debe solo a la gente mayor que se queda sola.

Exacto, pero eso es en Galicia. En A Coruña lo que sí sabemos es que de los nuevos hogares creados, un 93% fueron de una sola persona. Y eso es mucho.

-¿No hay forma de explicar el por qué?

-Por una parte sabemos que 9 de 10 hogares creados son de una sola persona. Por otra, sabemos que 6 de cada diez nuevos hogares tenían una persona mayor de 65 años. No sabemos si son unifamiliares o no, pero con estos datos es una cifra importante. Hay una parte de envejecimiento propio de la población que ha aumentado por la salida de algunos pocos jóvenes que se han ido. Eso explica también que el peso relativo de los hogares con ancianos haya ganado peso relativo entre el conjunto de hogares.

-Los casos de personas mayores viviendo solas, sin embargo, son cada vez más frecuentes.

-Sí, ese es un fenómeno generalizado en toda España. Los hijos se van de casa al tiempo que la esperanza de vida aumenta, quedando los padres solos más tiempo. También hay que tener en cuenta que las mujeres tienen más esperanza de vida que los hombres, por lo que muchas veces quedan solas. En los hogares unipersonales de personas mayores sí hay una mayoría de mujeres y hay estudios que muestran cómo en esos hogares se está produciendo una senilización en aumento y un deterioro de la calidad de vida. Hay que entender que muchas de esas mujeres dependían de la pensión del marido y, al morir este, solo les queda la de pensión de viudedad porque ellas no cotizaron.

-El número de miembros por unidad familiar pasa de 2,54 a 2,3. ¿Es una cifra muy baja?

-Estamos en los mínimos desde hace mucho tiempo. El declive demográfico de Galicia lleva mucho tiempo pero eso no es ninguna catástrofe. No va a desaparecer la galleguidad porque estemos unas décadas perdiendo población. Que no suponga una catástrofe no quiere decir que no suponga un problema para los gobernantes de hoy, que tendrán que lidiar con el dato de que la población va a menos.

-¿La falta de relevo generacional no puede suponer un problema para el futuro de las pensiones, por ejemplo?

-El problema de las pensiones, coyunturalmente, puede relacionarse con la demografía, pero no es un problema demográfico. Se puedes resolver el problema de la baja de cotización aumentando sueldos o tocando la distribución del presupuesto nacional. No va a ser para siempre, pero sí durante unos años. Lo que no puedes hacer es que todas esas personas que estuvieron trabajando 40 años ahora no vayan a poder cobrar porque no va a haber gente que cotice. Ese problema demográfico ya se sabía desde hace años y por eso en algunos países europeos se tomaron medidas para promover la conciliación y la natalidad. En España no.

-A nivel local, ¿qué medidas se pueden tomar para promover la natalidad?

-A nivel local pocas porque es un problema de condiciones laborales, de una política más estatal. Sí que podrían hacer cosas a la hora de atender a las personas mayores que viven solas. Habría que dar facilidades para que las personas mayores pasen a vivir juntas sin irse a una residencia. Es más fácil enviar a una asistente social a una casa con cinco ancianos que a cinco casas diferentes. Los ancianos pueden seguir teniendo su casa en propiedad pero destinarla a un banco público de alquiler y vivir todos en una. Hay fórmulas de este estilo que ya se están poniendo en marcha en otras partes, y con éxito.